No sé si considerarme una fetichista, pero hay determinados objetos a los que quizás les otorgo un valor mucho más importante del que debieran tener, como es el caso de libros, discos y películas. Soy de las que piensa diez veces antes de prestárselos a alguien, de hecho… de ser posible prefiero regalar una copia de lo que me piden antes que prestarlo. Un problema diría Freud, una filosofía de vida digo yo.
Por eso admiro profundamente a los que son capaces de desprenderse con absoluta facilidad de lo que consideran “simples objetos”, cuando para mí son casi parte de una colección infinita. Pero volviendo a eso de compartir cosas, hoy en día son cada vez más los movimientos culturales que fomentan la idea de hacer circular el arte, en este caso libros, como una tendencia que aspira a transformar al mundo en una gran biblioteca universal.
Bookcrossing es uno de los más grandes movimientos globales con más de 800 mil miembros y cinco millones de libros liberados por el mundo. Su ciclo arranca en la red donde se registran libros con nombres falsos que luego son liberados en lugares públicos a la espera de un cazador. Cada libro lleva un código de identificación y etiqueta del tipo: “Hola, bonjour, Gouten Tag!”, “Soy un libro muy especial” ó “Leeme y libérame”.
Una de las premisas del movimiento es que el libro cazado continúe su cadena ya que son liberados bajo el “compromiso” de perpetuar su recorrido que será seguido por su propietario original desde un código que se ingresa en el sitio que permite reconocer su “historial”, quienes lo leyeron, que dijeron sobre él y dejar nuevos comentarios.
Movimientos como estos buscan no sólo aumentar el hábito de lectura como así también la calidad de los libros que llegan a nuestras manos. En nuestro país iniciativas como estas son llevadas adelante por la organizaciones como “Libro Libre Chile” que en conjunto con la Biblioteca de la Universidad de Pacífico planean una liberación el próximo jueves 25 de Agosto.
Para terminar, y dedicado a quienes como yo todavía no nos animamos a andar liberando nuestros libros favoritos, les dejo una interesante campaña que nos incita a pensar en el futuro de los grandes clásicos de la literatura destinados a perecer en los estantes.