Por: Beatriz
Por cuestiones académicas, estuve cinco meses en Brasil. Lo mejor que me ha pasado. Pero bueno, ese es otro tema. La cosa es que en el casino de mi universidad, todos los días y a la misma hora, llegaba a comer un chico igual a LennyKravitz. El mismo pelo y color de piel.
Siempre trataba de llamar su atención. Algunas veces me ofrecía para ir a comprar algo y toparme con él. Pero nunca nada dio resultado.
Como intercambistas que éramos, no podíamos faltar a las fiestas de la Universidad; y así, en una de las tantas noches de jarana, tuve mi primera vez con Lenny.
El alcohol y mis ganas por conocerlo, me obligaron a acercarme a su grupo de amigos a pedirles fuego. Gracias a Dios en mi pasado había fumado, o sino, el ridículo de atorarme con el humo no me lo quitaba nadie.
Cinco minutos de conversación y ya estábamos en grado I. El resto de la noche, imagínensela ustedes.
Lo único que les puedo decir es que nunca olvidaré esa noche. Además de que el chico me gustaba mucho, el probar otro color de piel es una experiencia que no pueden dejar pasar. De por sí, el brazuca tiene algo que el chileno no, pero bueeeno. No todo es perfecto en esta vida.
Sin duda, lo mejor de la historia es que como dicen los chilenos, no hay primera sin segunda y mi caso no fue la excepción.