foto vía
Me encantan los regalos, hacerlos como recibirlos. Amo hacer regalos porque adoro la cara que pone la gente cuando lo abren y les gusta, me doy por pagada porque el esfuerzo por buscar un regalo ideal, funcionó. Amo recibirlos, porque soy yo la que pone cara de felicidad al notar que hubo una persona que se dedicó y pensó en un obsequio que fuera perfecto para mí.
Ese momento, cuando abres el paquetito y ves un regalo que querías o que es totalmente compatible contigo, es bacán, porque notas de inmediato que hay alguien que se esmera por darte algo que te gusta, por hacerte un cariñito especial y no sólo por regalarte algo para cumplir.
Estuve de cumpleaños y realmente todos los presentes tenían escrito en gigante mi nombre: libros de mis bandas favoritas, accesorios que necesito, artículos que apuntan a que desarrolle mis hobbies, plantitas, cositas para el verano, dulces ñamis y muchos artículos demasiado bien escogidos y pensados para mí.
Lo mejor es que no tienes que poner cara forzada de que te gustó ni tienes que convencerte de que te podrían servir para algo. No, porque honestamente los regalos los quieres todos y los usarás para bien. Por eso digo que una de esas pequeñas cosas increíbles es que te hagan un regalo perfecto. ¿No creen?