Hace unos 5 años conocí el yoga. Antes de eso creía que bastaba con sentarse y “meditar” cantando extraños mantras, como OMmmm. Pero, una vez más, me equivoqué y hoy comprendo y disfruto plenamente de sus beneficios.
Para mí es una forma fácil y efectiva de enfocarse en el aquí y en el ahora. Así que para las que aún no caen en el encanto, acá les dejo algunos datos de clases con las 3 B, a ver si se entusiasman:
Datos a bajos precios y en múltiples horarios
Vez que tengo plata dejo algo aparte para comprar mis clases de Yoga a Luka a sólo $1.000. Esta es una iniciativa que busca difundir la práctica y facilitar el acceso a un gran número de personas. Hay en Santiago, Providencia, las Condes, La Florida, Maipú e Independencia. Puedes ver cómo son las clases acá.
Otra alternativa a bajo costo y de buena calidad que he probado es la Sala Yuukti cerca del barrio República (desde $1.000 y con eventos afines los fines de semana) y el Yoga Urbano en la ruta del metro Manuel Montt (con precios módicos si compras varias clases juntas).
Consejos:
- Regálate al menos 20 minutos solo para ti. Necesitas ropa cómoda (como un buzo o unas calzas) y una manta o mat para hacer los ejercicios.
- Adapta las sesiones con tu agenda. Si te atreves a ensayar en casa, procura tener un espacio sin interrupciones y recordar bien las posturas aprendidas en clases, para que evites lesiones.
- Recuerda que la meditación es uno de los pilares del Yoga. Si la experimentas de manera habitual notarás en ti mejores habilidades al momento de procesar información y tomar decisiones.
- Con prácticas frecuentes tendrás más autocontrol y menos ansiedad para cumplir con tus compromisos.
Yo que tú, pruebo.
Te juro que te da herramientas para enfrentar los tiempos difíciles y llenos de estrés, como los estudios, el trabajo y las típicas crisis amorosas que quitan energía, pues con su “movimiento consciente” calma y/o energiza el cuerpo, la mente y las emociones.
Alcanzar nuevas dimensiones de paz interior vale realmente la pena ¿no crees?