Son las reinas de Internet. Chicas guapísimas, casi como modelos, adictas a la moda, que registran día a día sus “fashion aventuras”, viajando por el mundo con tenidas maravillosas, casi sacadas de las mejores editoriales de moda. Y como son secas para captar las últimas tendencias, las marcas y las revistas tops se mueren por tenerlas de su lado, convirtiéndose así en invitadas estrellas de los desfiles, fiestas y eventos socialité del momento. Eso, sin mencionar las miles de seguidoras que tienen en sus blogs, Twitter, Facebook, Instagram y todas las otras plataformas del ciberespacio. Creo que las detesto un poco. Y no sólo porque siempre se ven preciosas, o tienen la suerte de conocerse de memoria ciudades como París, Londres o Nueva York, sino porque además sus días parecen salidos de un catálogo de Pinterest: coloridos cupcakes y capuchinos recién hechos al desayuno; ensaladas gourmet al almuerzo; y a la tarde, macarons por montones. En serio, ¿quién puede vivir una vida así? Porque lo que es yo, si es que como algo antes de salir volando a clases tengo suerte; almuerzo sin quejarme lo que haya preparado en la casa (o peor, el casino de la universidad); y ni se imaginen eso en andar comiendo cositas ricas todos los días: una semana de desborde culinario y ya nada de mi clóset me queda bueno. Maldita genética latinoamericana.
Pero además de andar de desfile en desfile, estas chicas se las arreglan para estar estupendas los 365 días del año, sin dejar de postear sus magníficos atuendos aunque llueve o truene. De nuevo: ¿quién tiene tiempo para eso? Yo prefiero salir de la casa hasta con el pelo húmedo si es cosa de dormir 5 minutos más, y olvídense andar escogiendo con pinzas la ropa para cada mañana. Hace poco leí una entrevista de la mega famosa Betty Autier (autora del Blog de Betty), que decía que hay mañanas en que se demora hasta 45 minutos para escoger qué se pone, sin contar el tiempo que le toma sacarse las fotitos para su sitio ¡todos los días! Una lata.
Y también me pregunto, ¿qué pasa con sus hombres/novios/maridos? Estoy segura que el mío no aguantaría ni una sola tarde eso de andar sacándome fotos tipo Vogue, o aguantando que le pida que las repita todas porque creo que me veo gorda, o acompañándome de desfile en desfile de moda.
Lo sé, puede que se suene un poco de picada –porque es cierto que hay veces que mataría por estar en sus zapatos- pero en general es porque pienso que me daría demasiada plancha (y también un poco de flojera) eso de pensar que podría ser un referente fashion para otros, creerme modelo, y sacarme fotos 24/7. Internet y las plataformas que nos ha entregado (desde Fotolog en adelante) ya se han convertido en una forma suficientemente peligrosa de inflarnos demasiado el ego, y creo que en vez de seguir agrandándolo, es mejor hacer lo posible por tenerlo lo más bajo control que podamos. Ustedes, ¿qué piensan? ¿Deberían las fashion blogger relajarse un poquito, o seguir compartiendo en la red sus vidas maravillosas?