Todas las parejas atraviesan crisis. ¡Es parte de las relaciones humanas! Algunas son constructivas y nos permiten enriquecer el vínculo. Otras, simplemente, son la antesala del fin. Pero ¿cómo reconocer que estamos pasando un periodo delicado? He aquí 5 clarísimas señales de alarma:
1. - Les cuesta comunicarse: Este punto es fundamental no sólo en las relaciones de pareja, sino en todo ámbito. Es a través de la comunicación que llegamos a la esencia misma de nuestro compañero, y es la forma en la cual él nos conoce también. Es cosa de mirar un poco hacia el pasado y notar que en un comienzo ¡podíamos pasar horas hablando!. Si ahora - estando juntos - no sabemos qué decir ¿cómo podemos entender lo que él quiere o necesita? Además, mucho ojo: Si no te sientes en confianza de comentarle tus preocupaciones cotidianas, puede deberse a que has notado incomprensión de su parte (o peor aún, falta de interés)
2. - Pelean por cualquier cosa: Que derramaste la bebida, que él no te llamó a la hora acordada. Cuando estamos en crisis, hasta el más mínimo detalle puede hacer que Troya arda. Si montas en cólera por un motivo inocuo (o él lo hace) puede ser síntoma de que las cosas no marchan tan bien como creías.
3. - Darle de comer al gato te parece un panorama más divertido que estar con él: Si cualquier cosa que tengas que hacer - desde consolar a tu amiga porque se le partió una uña hasta asear y ordenar tu pieza - es para ti más relevante y entretenido que verlo, estamos pésimo. El aburrirse con la pareja es señal de que han perdido la complicidad, el gusto por estar juntos y pasarlo bien hasta dando una vuelta por la manzana, como pasaba en el inicio.
4. - Ya no se besan: Si en un comienzo todo eran largas sesiones de arrumacos y besos exquisitos, hoy esa dulce rutina ha variado. Se tratan como amigos lejanos. La química, la atracción y la admiración que les llevaban a manifestarse a cada instante sus sentimientos se han ido apagando. Y el hecho de que los regaloneos hayan disminuido es clara demostración.
5. - No hablan sobre el futuro: Cuando se está enamorada, lo único que quieres es pasar el mayor tiempo posible junto a tu hombre. Te proyectas con él y vislumbras el futuro tomada de su mano. A él le ocurre lo mismo. Conversan sobre qué nombre le darán a sus hijos, cómo les gustaría que fuera su hogar, etc. Si eso ya no ocurre y simplemente no tienes ganas de hablar sobre qué pasará más adelante, ni él hace amago de tocar dicho tema, ¡cuidado!
Si has experimentado al menos la mitad de estas señales inequívocas, no te desesperes que no todo está perdido. Te recuerdo que a veces las crisis contribuyen a hacer la relación mucho más sólida y duradera, cambiando aquello que falla y enriqueciendo el vínculo. Sólo basta con mejorar la comunicación: hablar con absoluta sinceridad sobre qué puede haber detonado el conflicto y - una vez identificada la causa - trabajar duramente en ello. Reestablecer la relación depende de ambos. Si el sentimiento aún está en sus corazones - aún cuando esté medio dormido - ¡vale la pena jugarse!