¿Cuántas nos hemos puesto nerviosas al momento de conocer a nuestras suegras? Dicen que la primera impresión es la que marca la forma en que ellas te verán "forever and ever". Recuerdo perfectamente cuando conocí a mi suegra: debido a que era época de primavera, ¡tenía una alergia horrible! Pero de todas formas decidí ir a cenar con mi pololo y su madre.
El lugar era maravilloso y pensaba: "será una perfecta instancia para conocerla, debido al espectacular ambiente y el buen humor que se respira". Sin embargo, cuando ella llegó, lo primero que dijo al verme estornudar fue: "hijo, ¿no pudiste encontrar una tipa más sana?" -en todo de broma, por cierto -, a lo que respondí con una sonrisa educada. ¿Qué más podía hacer? Después vino lo peor: empezó a hablar desenfrenadamente sobre la ex de mi novio y la cena se tornaba cada vez más incómoda. Con un comienzo así, no se puede esperar un buen desenlace.
Lo que vino después fue una suegra que de frente me trataba como a una joya, pero a mis espaldas no dejaba de recalcarle a mi pololo cómo era capaz de permanecer tanto tiempo con alguien como yo. O bien, decía: "ella es posesiva, obsesiva" y otros tantos calificativos más (que quienes me conocen saben perfectamente que no se condicen con la realidad)
Con mi novio nos llevamos súper bien y disfrutamos muchísimo el tiempo juntos. Después de más de dos años de relación, ¡estoy enamoradísima! Pero con una suegra tan malvada es muy difícil lidiar (y más aún si su hijo suele colgarse de sus palabras frente a cualquier discusión que pueda tener conmigo).
Soy una mujer joven que se la pasa estudiando para tener una profesión. Me puedo llevar bien con miles de personas y suelo ser atenta con quienes me rodean; no me considero la peor persona del mundo como ella me pinta, ¡y eso me bajonea! Después de todo es una de las personas más importantes para mi pololo y no puedo hablarle mal de ella a él, si es su madre después de todo. He puesto límites innumerables veces, pero ella continúa metiendo su nariz en mi relación y ¡resulta muy agotador!.
Entonces aquí viene una decisión difícil: ¿continuar con la persona que amas pese a tener a tu suegra sobre los hombros por el resto de tu vida o decir "hasta aquí no más llegamos"? En mi caso opté por la primera opción - es lo que hace el amor -, pero será una tarea difícil.
No cabe duda que existen otros tipos de suegras que son un amor (de las cuales se hablará en otra ocasión) y ¡espero de todo corazón que ese sea tu caso!