Fuera de todos los chistes que podamos llegar a decir acerca de los cambios de ánimo de una persona, el trastorno bipolar es una enfermedad y es algo serio. No se trata sólo de ser simpático o pesado a ratos - lo que puede llegar a molestarnos y hacer que esa persona se transforme en nuestro enemigo número uno -, acá hablamos de una alteración de los mecanismos que regulan el estado de ánimo, provocando cambios drásticos y preocupantes.
Las personas que sufren este trastorno pasan de un estado anímico a otro de manera imprevista. Pueden pasar días, semanas o meses por periodos de falta de ánimo, pérdida de interés en sus actividades diarias, apatía intensa, mal humor, y alteraciones del sueño y apetito, pero de un minuto a otro se sienten capaces de hacer cualquier cosa, hablan en exceso, gastan mucho dinero, y se molestan fácilmente si les llevas la contraria.
A veces los cambios son tan intensos y drásticos que pueden requerir hospitalización, por eso es tan importante tener ojo con los síntomas y pedir ayuda médica para diagnosticar correctamente el trastorno y seguir el tratamiento que corresponde.
Lo complejo de esta enfermedad es que afecta absolutamente al entorno de quien la sufre. La familia y los amigos que deben convivir con una persona bipolar deben tener ciertos resguardos para evitar empeorar las situaciones extremas que vive, pero por sobre todo deben estar bien informados para saber qué hacer y cómo enfrentarse a esto día a día.
Por ejemplo, es recomendable que la familia apoye el tratamiento de una persona con trastorno bipolar ayudándole a administrar los medicamentos y acompañándolos cuando sufran episodios que generen situaciones de riesgo. También, es importante que cuando el bipolar comience a hablar de temas como el suicidio o atentar contra sí mismo no se intente convencerlo de lo contrario; cambiarle el tema de conversación puede ser mucho más favorable.
Si sufres de trastorno bipolar, debes tener en cuenta los siguientes consejos:
- Obsérvate, mira como evolucionas en cada etapa de euforia o depresión.
- No te automediques.
- No consumas drogas ni alcohol.
- Duerme 8 ó 9 horas por día.
- Huye del estrés, no te sometas a regímenes rigurosos.
- Conversa con tu gente más cercana, la que te dé confianza.
- Confía en tu médico y cuéntale cada cosa que sientas o te afecte en el tratamiento
- Trata de seguir una rutina diaria para ordenar tus horarios y tu quehacer diario.
Lo más importante en no desesperarse. Tenemos la suerte de que existe tratamiento para esta enfermedad y - si seguimos las indicaciones correctamente -, se puede convivir con ella. Lo esencial es estar alerta, bien informados y apoyarse como familia para transitar esta realidad de la mejor manera posible.
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