Aunque estemos cerca de los 30 (o los hayamos pasado) a veces podemos sentirnos como verdaderas adolescentes. Dicen que el amor es como una droga y con algunas experiencias que he tenido me doy cuenta de que es así. ¿Les ha pasado a ustedes?
Recuerdo una vez, en uno de mis trabajos, conocí a un hombre muy bueno con el que siempre conversaba. Intercambiábamos conocimientos del rubro y nos reíamos mucho. Al principio sólo podía mirarlo como a un buen amigo, pero un día lo dejé de ver y me di cuenta de que comencé a extrañarlo. Hasta que nos juntamos de nuevo y fue muy extraño… ¿Qué estaba ocurriendo, era el mismo que conocí antes o lo habían cambiado? ¡No, era mi corazón que estaba sintiendo toda una revolución por dentro!
Desde ese día el juego de miradas comenzó y algo llamado “magia” también. Quizás muchas de nosotras pasamos por algo así y hemos querido evadir esos sentimientos, ya que tememos cruzar esa línea llamada “amistad”, pero ¿cómo mandar a nuestro corazón?
Me cuestionaba todo, pero tampoco sabía qué sentía él por mí. Un día estaba con mi mejor amiga en casa y él nos pasó a buscar para ir a una comida del trabajo. Eran tanto los nervios que parecía novia, hasta que llegó y mi corazón volvió a sentir esa revolución de quinceañera.
Esa noche fue mágica, bailamos, conversamos, se me olvidó todo el mundo a mi alrededor y con un simple detalle supe que él también sentía lo mismo. Luego lo invité a mi casa, pero por “miedo” ninguno se atrevió a nada…
¿Quedará esa historia ahí o en algún momento tendrá algún final? Lo único que les puedo decir es que cuando tengan una oportunidad ¡No la dejen pasar jamás! Porque a veces las cosas se dan sólo una vez y depende de nosotras construir el destino anhelado.