A quién no le ha pasado que vamos caminado regias por la calle, bien seguras de nosotras mismas cuando de pronto tropezamos y caemos al suelo sin piedad. "¡Qué plancha!" es la primera expresión que se viene a nuestra mente. Creemos que todas las personas que se encuentran a nuestro alrededor se están riendo o pensando ¡pobre niña! Definitivamente, es una de las peores vergüenza que te puede tocar vivir.
Ojo, me refiero a las caídas leves que hemos sufrido, donde no tenemos que lamentar dolores, ni provocarnos alguna lesión mayor, sólo queda en nuestros recuerdos como una anécdota vergonzosa que cuesta borrar durante un tiempo, aunque en el momento de la caída pensemos que no hay nada peor.
Tengo varias experiencias en "el suelo" o "compré muchas veces terreno" en mis cortos 28 años: una de las caídas que más recuerdo fue cuando íbamos a buscar a un primo al aeropuerto, tal vez era la emoción de volver a verlo que corrí a tomar un taxi, hasta que se me enredaron las tiritas que adornaban mis botas y sin darme cuenta, mi atlética corrida terminó bruscamente en el cemento frente a la mirada de todos los que pasaban por esa concurrida avenida. Fue una situación muy cómica, ¡aún agradezco a unos muchachos que me ayudaron a levantarme!, ¡fue horrible!, todavía me da vergüenza y risa recordarlo.
En otra oportunidad me tropecé en las escaleras del metro, iba tan apurada a una clase donde no podía llegar atrasada, que al intentar subir los escalones corriendo me enredé y caí, ¡menos mal alcancé a poner las manos para evitar pegarme en la cara! No fue nada grave, pero en ese momento sentí que mi rostro se ponía de todos los colores, mi primer pensamiento fue ¡trágame tierra!. Me paré dignamente, me acomodé y seguí caminando como si nada hubiese pasado. Esta es la mejor actitud, ¡hacer como que aquí no pasó nada!, el resto de la gente creerá que no nos importó, aunque por dentro sintamos otra cosa.
Las caídas en público son más frecuentes de lo que creemos: modelos en plena pasarela, actores, cantantes y autoridades las han sufrido. Creo que eso es peor, porque en pocos minutos ese momento incómodo estará en las redes sociales y todo el mundo lo verá.
Sí tú eres la próxima víctima de esta gran plancha, recuerda que existen situaciones peores por las que debemos preocuparnos. Esto quedará sólo como una pequeña vergüenza que olvidaremos con el paso de los días.
Y tú, ¿te caíste alguna vez en público?
Foto CC vía inakihuarte