Cartagena es tierra de poetas y artistas, ¡característica no gratuita! Hay algo mágico en ella, que transmuta su belleza en las estaciones frías. La misma que es difícil apreciar en sus caóticos veranos.
Así es, porque este popular balneario - que en temporada alta ofrece diversión nocturna sin par en su ya tradicional terraza (léase bingos, anticuchos, discotheques, juegos y otros) - en invierno deviene en una auténtica postal de belleza y tranquilidad. Precisa e inmejorable para inspirarse, evocando el romanticismo lúdico de la poesía o la fantasía de un texto narrativo. Todo, en medio de sublimes escenarios, dignos de inmortalizar en telas.
De hecho, el frío otoñal y la inclemencia del invierno son el escenario perfecto para visitarla y descubrir la verdadera Cartagena: no es la que muestran los medios, esparcida de melones con vino, restos de pollo y visitantes descuidados (santiaguinos, por cierto). La realidad de este balneario es su plácida playa grande - de varios kilómetros de extensión - ideal para una caminata o un trote matutino; la vista panorámica que ofrece el sector de Puerto Nuevo, con el intenso azul del mar y la apreciación del litoral central en todo su esplendor. Y por supuesto, la gentileza de sus habitantes, sus magníficas construcciones (que pese al deterioro se levantan orgullosas) y esa estética rural, nostálgica, alejada del progreso.
Vale la pena “redescubrir” Cartagena, visitándola dispuesto a sorprenderse. Puedes hallar auténticos tesoros ocultos entre sus calles. Como la preciosa “Villa Lucía”, vieja casona convertida en museo y otrora residencia del poeta Adolfo Couve. ¡Una delicia para los amantes de la arquitectura y la estética!, ya que el inmueble está ambientado a la usanza de comienzos del siglo XX. Y con tanto detalle, que recorrerla es viajar a través del tiempo.
Foto CC vía Flickr (Sandra)
Y tú, ¿has visitado este nostálgico balneario, que antiguamente se jactó de ser el más aristocrático de nuestro país? Esta es la época propicia para hacerlo: te aseguro que te maravillará.
Foto CC vía Flickr (Alejandro Urzúa)