Llegada cierta edad (sean los 30, los 25 u otra), no importa lo espléndidas que nos vea el mundo: nos llega el temido “viejazo”. Se trata del momento en el cual el reflejo que vemos en el espejo es disonante con la auto-imagen que tiene nuestro cerebro. Notamos que existen ciertos pliegues en la piel de aquí y allá. Buscamos la frescura y la lozanía de antaño, pero nos encontramos con un rostro más maduro. Entonces, caemos en la cuenta: ¡el tiempo pasa y no de largo!
Es ahí cuando viene el drama: nos sentimos “viejas”. Si a lo anterior le sumas que tienes 30 y algo, además es probable que te creas “gorda”, ya que tu metabolismo no reduce las grasas extra con la celeridad de antaño. Y si lo anterior parece poco, si hurgas un poquito en tus cabellos, es probable que encuentres algunos de color plata resaltando en los de tu tono. ¡Horror! Recordamos el pajarito de la publicidad de Twistos: “Te estás pareciendo a tu mamá, a tu mamá”. Y aunque ella nos parece la mujer más hermosa de la Tierra, queremos diferenciarnos. Estamos en etapas distintas y nuestras progenitoras representan la contención, la madurez y la sabiduría. No a la veinteañera revolucionaria que llevamos dentro y aún sentimos ser. ¿Qué viene ahora?
Conozco chicas que han hecho todo con tal de obviar el paso de los años, desde comprar prendas en tonos “flúor” durante sus treinta a jurar de guata que aún no abandonan la curva de los 20. Otras, refunfuñan cada vez que un desubicado las llama “señoras”. Y es que cuesta asumir el paso de los años y que ya no somos las "lolas" rebosantes de juventud, dispuestas a trasnochar para terminar algún trabajo o bien, participar del mega carrete del año. Es más, la sola idea de pasar la noche entera sin pegar una pestañada, ya nos resulta tremendamente antipática.
¿Qué hacer entonces, ante esta “cosa terrible” de sentirnos “viejas”, “feas” y “gordas”? Ante todo, enfriar la mente y aterrizar el asunto. Mírate en el espejo, pero baja el nivel de crítica. Seguro descubrirás a una mujer con encanto. ¿Te has fijado cómo los hombres treintañeros parecen florecer? Ya no son los jóvenes delgaduchos de antaño, con gusto a leche. Como que tienen más cuento. Hay algo en su mirada que los vuelve interesantes, varoniles e irresistibles. Compara fotografías de actores de 30 cuando apenas debutaron en TV. Seguro te quedarás con las imágenes más recientes. ¿No has pensado que tal vez pasa lo mismo con nosotras? A los 30, tenemos una madurez que nos vuelve mucho más atractivas para el sexo opuesto. ¿Las canas? En el mercado encontrarás decenas de productos que pueden eliminarlas. Claro, es un gasto extra, pero ¡bien vale! E incluso, te puedes dar el gusto de innovar y probar tonos diversos.
Los kilos extra que se resisten a disminuir son una realidad con la que tenemos que lidiar. Pero, ¿qué importa? ¿Habrá algo más sexy que una mujer constante, orientada al logro de sus objetivos? Yo lo dudo. Así es que guarda tus pañuelos y para de llorar frente al espejo. La belleza - como dicen por ahí - es 100 por ciento actitud. Siéntete la mujer más bella y seguro eso proyectarás. Además, ¡fíjate en tus logros! ¿Obtuviste el trabajo que tanto soñabas? ¿Te acompaña un auténtico bombonazo, que te ama sinceramente y piensa que eres lo máximo? ¿Tienes amigas a todo trapo? ¡Algo habrás hecho para merecerlos!, ¿no crees? Sí, porque tienes múltiples cualidades y al poner tu foco en ellas, verás que no hay razones para tener la autoestima baja. Además, muchos piensan que los 30 son los nuevos 20. Así es que, ¡a creerse espléndida y gozar! Mira que el vino añejado es el más caro y de mejor calidad. ¡Por algo será!, ¿no lo crees?
Imagen CC -Salvaje-