Las personas somos complejas y - siendo honestas - cada quien tiene sus “detalles”. No existe la perfección y si conoces a alguien que parezca responder a esos cánones, siento decirte que es ilusorio. Esas pequeñas “pifias” que lleva consigo, tarde o temprano saldrán a relucir, lo que no es necesariamente malo: sólo “es”.
Así, podemos conocer a un hombre maravilloso, una amiga que sea lo más o un subordinado con potencial. ¡Genial! Pero ojo con cifrar en ellos expectativas demasiado altas e “irreales”, ya que ¡somos humanos! y nosotras mismas quizás distamos de ser "hadas". El punto es que si haces caso omiso de esta advertencia, tarde o temprano un error de “aquella persona” te hará sentir una profunda - y quizás injusta - decepción.
¿Por qué injusta? Porque tu pareja, esa “best friend forever”o el "empleado del mes" pueden ser realmente una bendición en tu camino: el problema de las expectativas es sólo tuyo. Quizás en tu concepción personalísima imaginaste que "él" era el ser más transparente que habías conocido y ¡ops! resulta que (como todos) tiene un espacio íntimo que no desea compartir. O bien, creíste que esa camarada era la chica más empática del universo y te entendía como ninguna. Pero ¡oh, sorpresa! Resultó que no era así: es más, le cuesta comprender tus tropiezos.
Tengo una amiga muy querida, quien me visualizaba como una versión terrena de su “ángel guardián”. Y yo, con todas mis mañas y lo odiosa que suelo ser, estoy bastante lejos de ser una criatura celestial. Ella atravesó una situación delicada, en la que le brindé todo el apoyo que pude. Pero transcurridos varios meses - e incluso años - desde el hecho, me generó “ruido” la forma en que se mantuvo atada al conflicto. Reconozco que fui dura en mis apreciaciones respecto de cómo conducía su vida, y no le di la contención que ella estaba segura encontraría en mi persona. En buenas cuentas, la decepcioné.
Mi hermana - en vías de estudiar psicología y por ende, activa investigadora de esta disciplina -, me hizo ver que cada quien “se construye” de manera distinta: las experiencias de esta chica la llevaron a ser lo que es, así como las mías me convirtieron en lo que soy. Por eso, no puedo pretender que ella resuelva sus temas de la manera en que yo lo haría. Somos diferentes. Erré en pretender que se comportara de una manera que no se ajustaba a su carácter. Debí ser empática, pero ¡no me las sé todas! También me sentí "frustrada" de que no evolucionara como yo esperaba. Vuelvo al punto: es un problema de expectativas.
También me he sentido defraudada en ocasiones, por personas muy queridas. Quizás al tener un concepto muy alto de esos afectos y pretender que se comporten conforme a mis parámetros. Concluí que la opinión que te formas del entorno es solamente tu problema, ya que tus cercanos no están obligados a ajustarse a ella. Lo malo es el sinsabor que te provoca darte cuenta de esos “detalles”. Comienzas a dudar de que sean quienes crees, ya que la visión que tienes puede estar errada también en otros aspectos. Ahí debes optar por seguir adelante o no, aún con esa "decepción" a cuestas. ¡Pero ojo! que si miras la situación “en perspectiva” y ves que la persona es en verdad fantástica, con todo y “yayitas” - como tú tienes las tuyas - creo que superar la “desilusión” sí es posible. Después de todo, cuando se ama es con virtudes y defectos (en tanto éstos sean compatibles con tus valores).
Y a ti, ¿qué te decepciona?
Imagen CC rosewatson