No hay lugar como el hogar dicen por ahí, y debería ser cierto. Tu casa es tu refugio, tu castillo, tu guarida, pero esto no siempre se cumple.
Llegamos ahí hace unos años, que se nos han hecho pocos, pues hemos sido muy felices juntos en ese lugar. Esta cerca de lo necesario: negocios, micros, una plaza, la familia y los amigos. Es buen lugar para vivir, pero tiene un problema: está justo en la esquina de un pasaje oscuro.
Somos de esos que no sociabilizan mucho con los vecinos; son todos ya mayores y se conocen desde años antes de que llegáramos ahí, pero siempre se nos ve haciendo dos cosas: barriendo la vereda y correteando a los borrachos. Y no es que nos moleste que tomen, lo terrible son sus canciones a las cuatro de la mañana en mi ventana, las cajas y botellas esparcidas por todo el frontis y sus necesidades en el rincón.
Como da a un pasaje oscuro, hemos sido testigos de cosas feas, como gente que se pelea con cuchillos, botellas y hasta con palos con clavos. He presenciado venta de droga y he escuchado cosas asquerosas que han realizado a otras personas.
Es tan triste querer dormir, descansar o regalonear y ser interrumpida, que hemos pensado más de una vez en irnos sólo a causa de ellos. Más allá, en las otras casas, todo es normal. Es nuestra esquina la guarida de sus maldades.
Esta experiencia nos ha dejado lecciones con respecto a la compra de una casa: vivir en una esquina no es bueno. Si está cerca de un pasaje, conviene tener luz en el exterior, buscar habitaciones que no den directo a la calle, con ventanas altas y cortinas oscuras.
¿Alguna experiencia similar? Se agradecen consejos.
Imagen CC: Gonzalo Saenz