Todo comienza con el final de otra teleserie o con la promoción que vemos en TV de una nueva historia que promete cautivar a los espectadores con su trama.
Así, parte una nueva adicción que nos mantiene pegadas a la TV de lunes a viernes y los domingo, al resumen semanal de la novela. De esta manera, pasamos meses esperando el prometedor final, nos programamos e incluso hacemos apuestas sobre un "feliz" final. Todo bien, hasta que ocurre un contratiempo y ¡no podemos ver el último capítulo!
Ahí todo pierde sentido: mil preguntas invaden nuestra mente y la rabia se apodera de nosotras. A mí particularmente me ha pasado muchas veces: he seguido una teleserie por meses y cuando llega el episodio final, me pasa cualquier cosa: me enfermo, me vence el sueño, tengo que salir o incluso, se corta la luz.
Así pasó con "La esclava Isaura" , "Dama y Obrero", "Doña Bárbara", "Pasión de Gavilanes" y casi con "Secretos en el jardín". En realidad son muchas más, pero las mencionadas aquellas en que realmente me dolió el alma no poder ver el final.
Ver la repetición en la noche, al otro día o por Internet no es lo mismo. No falta quien te dice ¿y viste el final? o ¡nada que ver que los protagonistas no se hayan quedado juntos!. Ahí, toda la intriga y expectativas del capítulo culmine - que verás atrasada -, se fueron literalmente a las pailas.
Lo anterior convierte la situación en una pequeña cosa terrible, ya que - al menos cuando me pasa - siento que no tuvo ningún sentido verla por tanto tiempo y perder, al menos, una hora diaria de mi vida siguiendo una historia que para mí no tendrá final.
¡Suerte con tus teleseries y finales!
Imagen CC Yannig Van de Wouwer