En mi única consulta al psicólogo post término, aclaré todas mis dudas. Me dediqué mucho tiempo a odiar, recriminando mis errores y los de mi ex. Tanto así, que no daba vuelta nunca la página. Me bastó un aterrizaje forzoso a la realidad, para entender que era sólo cuestión de tiempo para darle un vuelco a mi vida.
“No lo tires, déjalo ir”, puede ser representado en dos sentidos igual de importantes:
1. No maltrates, insultes o pelees con tu ex. Lo anterior, sólo hará que continúes pensando en él. Dénse un espacio, deben tratar de no buscarse mutuamente. “Tiempo al tiempo” es una de las mejores decisiones, la ansiedad puede hacer que se odien eternamente. En definitiva, si lo tiras y lo azotas (o lo haces tú misma) constantemente, nunca se irá. Aunque no lo creas, él sentirá mucho tu falta.
2. El sentimiento de cariño y los recuerdos no pasarán fácilmente. Lo primero es mentalizarse y asumir el rompimiento, como una etapa de la vida que no resultó y sacar conclusiones al respecto. Evitar, a toda costa, el negativismo y el odio. Eso envenenará tu alma y amargará tu ánimo.
3. Lo importante es dejar todo lo malo lentamente, sin intentar esconder u obviar sentimientos, sin rencores ni problemas. El ideal es que encontremos consuelo en nuestros seres queridos y busquemos distraer la mente con distintas actividades. Podemos enfocarnos en el trabajo, la familia o los amigos.
4. Todo lo que uno lanza contra el piso, a pesar de ser muy pesado, rebota eventualmente. En cuanto al sentimiento, el más mínimo movimiento negativo de nuestro ser, repercute en nuestro espíritu y nos termina afectando. ¡Anímate a tomar una sana iniciativa: no malgastes tu tiempo en quien no lo merece!