Hace un par de días, unos amigos celebraron su noveno aniversario de casados. Se trata de esas parejas que te hacen ¡suspirar!. Su relación parece sacada de un cuento: se ven tan enamorados como si recién ayer hubiesen iniciado el pololeo. En el muro de Facebook publicaron emotivos mensajes, que hacían referencia a momentos “buenos, excelentes, malos y no tan malos”, que juntos habían disfrutado y también, superado.
Pensé entonces en mi propia relación y llegué a una conclusión muy cierta: en el amor no todo es siempre “miel sobre hojuelas”. A diferencia de las películas, donde el beso sella un “vivieron felices por siempre”, toda historia (como la vida misma), tiene altos y bajos. En el camino hay desacuerdos, se experimentan conflictos y problemas de diversa índole. Sin embargo, las parejas más bellas y sólidas tienen algo en común: sortearon las dificultades en conjunto, crecieron en ellas y descubrieron nuevas facetas en la pareja que les llevaron a reafirmar su decisión de continuar el viaje. ¡Y eso, querida lectora, es amor en su estado más puro!
En medio del “terreno pedregoso” o etapas “dark” es cuando descubres mil y un nuevas razones para amar a tu pareja. Puedes apreciar entonces su lealtad, la generosidad que llena su corazón, cómo - dejando a veces a un lado sus propios temores y dilemas - te apoya en forma incondicional y cuánto puedes contar con él. Es en esos instantes cuando su sonrisa y su ternura te dan las fuerzas necesarias para ganar todas las batallas; te inspira a ser mejor persona y más empática, queriendo superar tus limitaciones para convertirte en compañera adecuada.
Claro, ninguno está exento de cometer errores, pero es el conflicto la ocasión idónea para notar cuán dispuestos estamos a poner de nuestra parte con el fin de mejorar, aprendiendo de las equivocaciones. Los momentos más difíciles presentan una oportunidad perfecta para apreciar el amor en todas sus dimensiones. Es entonces cuando te das cuenta de lo que ya intuías: cuán valiosa y fascinante es la persona que está a tu lado. Y bueno, si contrario a lo expuesto, en medio de la crisis resulta que tu pareja tira la toalla, es que simplemente no es el indicado. Y es gracias a aquellos instantes malos que pudiste dejar de perder tu tiempo con él, quedando disponible para quién ¡sí te merezca!
Aquello de “juntos en las buenas y en las malas”, es mucho más que una bonita declaración de voluntades: es la disposición que se prueba en esos momentos en que la historia no es sólo un cuento de hadas. Es fácil permanecer junto a otra persona en momentos alegres, de diversión y felicidad, mientras se comporta paciente, lúdica y encantadora. Lo difícil es mantenerse cuando saca su lado “dark” y las circunstancias no son todo lo bucólicas que podíamos soñar. Pero aquellas instancias poseen la extraña magia de engrandecer el amor y la forma de superarlas se transforma con el tiempo en el dulce recuerdo de por qué luchar vale la pena.
Personalmente, agradezco al más maravilloso de los hombres que he conocido no sólo cada momento genial e inolvidable que juntos hemos pasado; sino también - y con especial ímpetu - toda discusión, desacuerdo o problema que experimentamos. Porque ahí estuvo la voluntad de superar las dificultades, crecer y seguir avanzando. Y también porque en cada uno de esos conflictos descubrí una razón adicional para amarlo locamente y seguirlo escogiendo por todos mis días.
Y a ti, ¿qué te han enseñado sobre tu pareja las dificultades?
Imagen CC Lauren Rushing