No soy de enviar mensajes cariñosos ni andar abrazando a todo el mundo, pero cuando quiero a alguien, lo demuestro con detalles. Suelo invitar a mis amigos a la casa y esperarlos con algo rico; procuro inventarles panoramas entretenidos y a veces, cuando voy a juntarme con alguien, llego con su chocolate favorito. Son cosas que a mí me nacen y nunca las he hecho para conseguir algo o lograr caerles bien. Si no hay confianza o cariño - para mí, al menos - no fluyen.
Sin embargo, hay gente que es así con todos. ¡Incluso con quienes no conocen!, porque sólo buscan agradar a otros. No sé si les ha pasado, pero en mi camino se cruzó alguien así y la verdad, se nota mucho si el gesto es sincero. Vas a su casa y te prepara cupcakes, queques, tortas, pastas. Resulta lindo si sabes que le nace y se trata de algo especial, pero demuestra una inseguridad tremenda cuando tiene la misma diferencia con cualquier extraño.
Creo que si una relación no comienza de manera honesta, es difícil que perdure. Si tienes feeling con alguien y es recíproco, no es necesario forzar las cosas. Llenar de atenciones puede llegar a incomodar si no existe la confianza suficiente. Es lo mismo que pasa si hay un chico que te encanta y comienzas a hacer cosas sólo por agradarlo. Claramente se sentirá ahogado y saldrá corriendo, a menos que sea una persona materialista y se quede para ver cuánto estás dispuesta a darle. Con esto no quiero decir que esté en contra de los grandes gestos, pero es muy distinto si se tienen sólo para caer en gracia.
Por lo mismo, amigas, seamos sinceras con nosotras y tengamos detalles sólo cuando así lo queramos. Nunca por sentir que esa persona está distante o al desear integrarnos a círculos nuevos. Quienes nos quiera lo harán por quienes somos y no por cuánto hacemos por ellos.
¿Estás de acuerdo?
Imagen CC Edgar Barany