Después de vivir un par de desilusiones amorosas, es común sumergirnos en un estado de alergia al amor. Es decir, queremos disfrutar a concho nuestra soltería y la tan preciada libertad, pero alejándonos por completo de cualquier tipo de sentimiento.
Creo que es lo normal, considerando que cualquier término de relación nos deja una amarga sensación de fracaso. Además, el miedo de volver a sufrir nos lleva a querer evitar enamorarnos por mucho tiempo más.
Pero después de meses - o años - de estar sola, te vuelve a rondar la idea de compartir tu vida con alguien especial, de tener con quien reír y compartir tus sueños. No se trata de depender emocionalmente de otra persona, sino de acompañarse en forma honesta y libre, respetando los anhelos y espacios de cada cual.
Entonces, ¡no teman! ¡Es normal querer amar y ser amadas! Anormal y triste sería convertirnos en ancianas solitarias, que por temor a sufrir eliminaron de su vida el deseo de sentir, conocer y arriesgarse por alguien más. Tal como afirma el libro “El café de los corazones rotos”, de Penélope Stokes, "los corazones rotos se curan y los protegidos se convierten en piedra". Por eso, mientras decretes al Universo tu deseo de volver a amar, las piezas se conjugarán solas. Así, cuando menos lo esperes, ese alguien especial que el destino ha asignado a tu vida, llegará.
Lo importante es que ya diste el primer paso: ¡atreverte a sacudir tu corazón para nuevamente usarlo!
Imagen CC Florian F. (Flowtography)