Dicen que el mundo es un pañuelo, que la vida es una rueda y que tarde o temprano todo vuelve, pero ¿qué tan probable es que dos ex del mismo hombre se encuentren por cosas de la vida?
Ambas habíamos estudiado en el mismo lugar -pero con 5 años de diferencia-; cursamos la misma carrera, buscamos un ingreso extra para los fines de semana y ninguna imaginó llegar a realizar un “pololito” de ese tipo. Pero no era sólo eso lo que nos hacía coincidir y lo descubrimos sin darnos cuenta.
Nos encontrábamos en una minivan, con los uniformes corporativos, rodeadas de otras chicas que bebían agua o se maquillaban. Podríamos habernos sentado en lugares diferentes, pero era la segunda ronda juntas y durante los 20 minutos que duraba cada una, no paramos de hablar. Teníamos un humor similar y nos molestaban las mismas cosas: éramos muy parecidas. Una canción sonó por los parlantes del vehículo y ambas reímos al mismo tiempo. La explicación sobraba, pero comentamos que nos recordaba a alguien que bailaba reggaetón igual que el cantante. Se trataba de una danza tan ridícula que no podía pasar inadvertida. Sencillamente inolvidable. Por ello, empezamos hablar cada cual del hombre en cuestión: porte, ocupación, recuerdos que dejó él, pasado oscuro, aventuras, etc. Ella me confesó que aún le era importante, puesto que tenían una hija en común y aunque ya no estaban juntos, seguía viéndolo. En ese momento calzó todo para mí. Pregunté dónde vivía y el círculo se cerró. Ambas éramos ex del mismo hombre. Una vergüenza terrible recorrió mi cuerpo y creo que el de ella también. Nos miramos a los ojos y acordamos contarnos toda la historia. Yo sabía quién era ella y ella había oído de mí.
Cualquiera pensaría que nos volvimos rivales, pero no: nos burlamos juntas y sacamos a la luz sus peores atributos. Nos dimos cuenta de lo mal tipo que era, y de lo afortunadas que fuimos al conocernos de esta forma. Sin duda, fue una especie de terapia para ambas. Son las coincidencias de la vida, que sin importar si son buenas o malas, siempre te dejan un aprendizaje y una anécdota.
Imagen CC Emilia