Cuando tienes una decepción amorosa, especialmente si has sido buena pareja, es realmente devastador. Se destruye tu autoestima, tu orgullo y dejas de creer que algún día serás feliz en el amor. Claro y como dicen, la vida compensa.
Conocí a esa persona hace años. Era una vieja amiga de la escuela que estaba a punto de casarse. Lo raro era que ella nunca hablaba de su relación, ni siquiera cuando sus amigos le preguntaban. Tampoco se veía feliz con su pareja cuando aparecían juntos en algún "carretes". El asunto es que todos creíamos que era feliz, pero un día descubrí que en realidad ocultaba un horrible secreto. Estaba siendo forzada a casarse con esa persona por interés.
Lamentablemente ella había sido criada de esa manera. Y era verdad, ella no era feliz, ya que aunque su pareja fuera un tipo exitoso, todo el asunto estaba arreglado entre familias. ¡Qué triste debe ser que manejen tu destino!. Tanto como la historia que yo mismo viví hacía un par de meses cuando descubrí que mi ex pareja me había sido infiel con mi mejor amigo.
La historia de esta chica era tan fuerte como la mía. Hacía seis meses que yo estaba con un tratamiento antidepresivo, el cual fue recetado por un psiquiatra. En realidad, consistía en tranquilizantes para dormir. Es que casi todas las noches recreaba en mi mente esa fatídica escena cuando descubrí a mi ex novia teniendo relaciones con mi ex partner. Sin duda, una escena para el recuerdo.
Como no podía dormir y tenía licencia médica, solía ir al parque a sentarme. A veces me quedaba dormido mientras el sol me pegaba en la cara. Era mejor que estar en mi pieza, lugar donde ocurrió el engaño. En una de esas oportunidades en que logré conciliar el sueño en el parque, sentí un llanto que me despertó. Era mi vieja amiga, llorando afirmada en un árbol, detrás mio. Yo logré reconocerla y ella a mí. Se sentó a mi lado y nos pusimos a conversar. Ahí me contó todo: de su infelicidad y de cómo se sentía prisionera. Sólo se me ocurrió decirle que siempre tenemos elección de ser felices. Imaginen, yo aconsejando a otro, cuando estaba en peor estado que ella. Claro que esta chica no lo sabía.
Después de esa conversación retomamos nuestra amistad. A veces nos encontrábamos en el parque y era agradable conversar con ella. Al cabo de un mes, tal vez porque ambos necesitábamos cariño, nos besamos. Dos meses después ella dejó al otro tipo. Lo más triste fue que su familia la terminó echando de su casa por no aceptar el trato. Claro, si el ex novio tenía una gran fortuna debido a que sus padres eran dueños de una mina en el norte. El caso es que ella decidió consolidar una relación conmigo. Tal vez mi sueldo de periodista no era el mejor, pero al menos logramos salir adelante. Con el tiempo ella también pudo terminar sus estudios y ahora ambos vivimos junto a nuestro primer hijo.
A veces pienso que la vida compensa; otras, simplemente que todo es un conjunto de hechos y oportunidades en donde a veces uno atina. Como sea, al menos ahora puedo decir que mi nueva pareja me ha devuelto la fe en el amor.