Hace muchos años, tuve una incipiente relación con quien consideraba mi “mejor amigo” por lo que antes de ser pareja éramos partners. Creo que ese inicio - de confianza, amistad y decirnos las cosas aunque dolieran - fue la base de que me sintiera tan decepcionada de él cuando no fue capaz de decir la verdad ante un problema que tuvimos. Terminé siendo una persona muy rencorosa con él.
Nunca antes tuve ese sentimiento, en el que eres incapaz de perdonar a alguien. Incluso, pensé que cuando él viniera a pedirme disculpas (porque lo conocía tanto que sabía que lo haría) podría olvidar la ofensa y continuar, pero ¡simplemente no pude!
El día que vino a mi departamento, me explicó todo lo que en algún momento desee saber, pero era tarde. Ya no me importaba lo que decía, porque el daño que causó en su momento fue superado. Aún así, lo miré con mucha pena y le dije “lo siento, no te puedo perdonar”.
Está claro que la relación se había quebrado de antes, pero ese fue el punto final de todo. Sabía que por más que él tuviera la intención de que “todo fuera como antes” no lo lograría, pues dentro de mi había un sentimiento que iba a dormir, pero cada vez que estuviéramos cerca volvería a despertar.
Esa vez sentí un gran rencor, por una mentira que hasta el día de hoy nunca he podido superar.
Imagen CC Terry Robinson