¿Te ha pasado que amas tanto a una persona, que sientes deseos de comerla? No literalmente - ¡claro! -, ya que es difícil que te imagines cocinándola a fuego lento. Sin embargo, ¡sí te mueres por mordisquearla y devorarla a besos! Y estos anhelos son ¡irrefrenables!. De hecho, en ellos se explican aquellos juegos de cosquillas y leves mordidas en brazos o cuello.
Quizás más de una vez te has preguntado si estos impulsos son normales o te estás volviendo un poco caníbal. Pues ahora tendrás la respuesta a ese interrogante y -para tranquilidad tuya - es positiva: esta compulsión se llama “agresión tierna” y, según investigadores de la Universidad de Yale, tiene como fin ayudarnos a controlar nuestras emociones.
Así es, porque de acuerdo con los especialistas, regular aquello que sentimos nos ayuda a mantener un balance interior. Por lo mismo, a veces expresamos nuestras emociones de las formas más inesperadas, como gritos, pellizcos o reacciones alocadas, que hacen aflorar nuestro lado primitivo. Por eso, si como a mí - que cada tarde al llegar a mi casa me convierto en un “monstruo de cosquillas” tras mi hijo - te vienen deseos irrefrenables de morder y apretar a quienes amas, no te asustes. Es la respuesta de tu cerebro hacia la incontenible ternura o fascinación que experimenta ante ellos; pues de lo contrario ¡explotaría de dulzura!
Y a ti, ¿a quién te gustaría “comerte” en este momento?