Siempre he soñado con que mi pieza sea un lugar especial, que me inspire y permita descansar mentalmente. Además, que tenga una decoración que vaya conforme a mi personalidad y gustos. Una cosa entre el departamento ultra ordenado de Carrie Bradshaw y Cher de Cluless (se me cayó el carnet).
Pero bueno, mi realidad es otra. Por más que lo intente, no puedo mantener mi pieza ordenada y eso me vuelve loca. Soy de las personas que gustan de un espacio armónico y sin ropa colgando del closet o las sillas, pero cada vez que ordeno salen más cosas de los cajones y recovecos. Trato de esconderlos en otros lados dentro de mi armario o cómoda, pero simplemente no se van.
Una vez traté de botar todo lo que no me servía. Debo haber sacado 2 bolsas de basura con recuerdos, papeles, cuadernos, libros viejos (eso me dolió), pañuelos y cachureos. Luego empecé a guardar las cosas sueltas encima de todos mis muebles ¿y adivinen qué? se llenó de nuevo. ¡Y aún así no terminé de guardar todo!.
Es por esto, que llegué a la conclusión de que tengo el mal de Diógenes, ese trastorno que te lleva a pensar que todo es importante y que tarde o temprano lo vas a necesitar. Incluso, esos zapatos hermosos que rompen los pies, ¡Qué importa! son hermosos y los podría volver a ocupar.
Creo que tendré que acostumbrarme a esconder cachureos en todos lados o comprar una casa con bodega. Y mientras, volverme loca con el desorden cada vez que entre a mi pieza.
A ti, ¿te pasa igual?