No tengo problemas en reconocer mi edad. Tengo 25, estoy en la plenitud de la vida, con todo un futuro por delante. Pero no hay nada más terrible que darte cuenta de que al ir cumpliendo años, la sociedad empieza a presionarte para que dejes de ser una niña y empieces a ser una adulta. Reconozco que hay cosas que no me molestan, como haber cambiado mi closet y pasar de las zapatillas a los tacos y de las poleras a las blusas. Pero hay cambios que odio, porque me hacen sentir como una señora.
En primer lugar, el pase escolar. Hace ya tres años que no lo tengo y pago el pasaje completo. ¡Me siento tan vieja de ni siquiera saber cuál es la tarifa escolar!. Lo malo es que no soy sólo yo: la mayoría de mis amigos ya salió de la Universidad y también trabajan. Así que ya no hay carretes a mitad de semana ni celebraciones porque alguien pasó por fin un ramo horrible. Ahora las ocasiones especiales son por encontrar pega nueva, recibir un bono o que te dieran sándwich después de un feriado.
Lo peor de todo viene cuando abro mi Facebook y me encuentro con que mis amigos se están empezando a casar o a comprometer, que la mayoría ya tiene hijos y están comprando autos. Evito leer las publicaciones de las redes sociales para no deprimirme al dame cuenta de que la adultez se acerca a mí a pasos agigantados, mientras yo trato de arrancar como puedo. Y no es que no quiera esas cosas, porque sí me gustaría casarme y formar familia, pero soy muy chica todavía para tanta responsabilidad. Apenas estoy aprendiendo a cocinar, ¡no me pidan tanto!
Hay situaciones que hacen más evidente que todos avanzan de etapa y yo me quedo atrás. Por ejemplo, cuando en uno de los últimos carretes en que estuve, la música de fondo era "Cantando aprendo a hablar" y sólo a mí me parecía extraño, porque con mi pololo éramos la única pareja sin hijos. Además, todos hablaban de departamentos, casas, autos, seguros, embarazos; temas que todavía no llegan a mi vida.
Lo anterior me hizo sentir que, de repente, todo el mundo se volvió adulto y me quiere arrastrar. Pero no, ¡me niego totalmente!; no pretendo dejar ir mi lado infantil con tanta facilidad. No es que no quiera ser adulta algún día, pero creo que ese día no es hoy ni mañana. Tengo el resto de la vida para ser adulta; por ahora prefiero simplemente seguir jugando con mi WiiU y disfrutando de mi edad.
A ti, ¿te pasa igual?