Recuerdo que cuando era niña, en vísperas navideñas, una inusual lluvia afectó a Santiago e irrumpió en los queridos planes que tenía con mis amigas. Aplazamos la salida hasta que el tiempo fuera estable y fijamos un día para llevarla a efecto, pero los meteorólogos anunciaron que un nuevo frente irrumpiría. Mal. Pero lo peor fue que finalmente salió un sol esplendoroso, que me recordaba en forma constante que perdí el día por un mal pronóstico.
De ahí en más, este patrón se repitió en un sinfín de ocasiones. Incluso para un cumpleaños de mi hijo, cuando postergamos una ida a Fantasilandia y pasamos la tarde recorriendo Santiago en auto, buscando un cine que no estuviese tan colapsado (increíble cómo llueve y todos van al mall). Por lo mismo, concluí que es terrible que la lluvia arruine tus planes o bien, un pronóstico equivocado lo haga. Porque convengamos en que ciertos panoramas con lluvia no son precisamente apetitosos. Así, si quieres ir a caminar por la playa, a los juegos o a un picnic al aire libre, un anuncio de mal tiempo - certero o erróneo - puede literalmente embarrar tus planes.
Y tú, ¿has sufrido la cancelación de algo importante por un clima adverso?