“Moderna”. ¿Te suena? Es que así califican a la fémina de hoy. Pese a la tendencia, parece haber un poco de confusión sobre sus características. Por eso algunos la toman por cabrona o alfa, cuando no tiene mucho que ver. Una mujer moderna lo es por otras cosas. Yo considero que lo soy y éstas son mis razones:
1.- Auténtica. Nada que aparentar ser otra para cumplir el deseo de los demás. Antes se hacía para sobrevivir en una sociedad que condenaba a los distintos; pero ahora no hay para qué. Uno se acepta como es, queriéndose y sacándole partido a lo que tiene. Yo lo hago con gusto, porque la autenticidad es fácil y sincera. Ni ahí con disfrazarme de seria, simpática o abnegada para congeniar. Con ser es suficiente.
2.- Independiente. Valerme por mí misma, sin depender de nadie. Cuando generas tus propias herramientas, está de más la caridad o la suerte para sobrevivir. Ojo que tampoco se trata de ser una solitaria, sino de poseer la libertad para elegir con quien estar. Es acompañarse de alguien por querer, no por necesidad. Si pololeo es porque deseo la relación, no para evitar estar sola. Igualmente con la amistad, que es por afecto, no por interés. Ni les cuento lo liberador que resulta funcionar así.
3.- Sé lo que quiero. ¡Ya crecí! El “ni idea” y el “no estoy ni ahí” son cosa del pasado. Por lo tanto, es innecesario que otro diga qué es correcto para mi vida. Sé lo que es bueno y malo, así que decido a conciencia lo que deseo. Por ejemplo, yo sabré si ir a un pub, a vitrinear o a comer el fin de semana. También si a futuro me acomoda el matrimonio, la soltería, una casa, un departamento o una mascota. No hay como tener las cosas claras.
4.- Hago lo que deseo. Una consecuencia de detectar mi panorama, pues. Tan simple como hacer lo que se me antoje. Así que si me apetece una pizza gigante, me la como nomás. Es verdad que los consejos son bienvenidos, pero de ahí a que te ordenen cómo actuar; no. Y ¿qué importa errar, si total asumo yo? La vida es una sola, y es para vivirla en presente, no en retrospectiva. ¿De qué sirve preguntarse “¿qué hubiese pasado si…?” cuando el barco zarpó hace rato. Prefiero aprovechar cada oportunidad y decir “no me arrepiento de nada”.
5.- Se puede compatibilizar roles. Uno ya sabe que ciertos mitos del pasado estaban errados. “¿Imposible ser madre y profesional a la vez?” “¿Bonita e inteligente, incompatible?” Mentira. Entre más experimento, les juro que más me sorprendo de cómo las dualidades que parecían imposibles, son posibles. Y por eso confieso que me molesta cuando prejuzgan a la madre que se divierte, o la guapa que estudia. Lo rico de desmitificar ciertos mitos, es que uno aprende que la vida siempre es una caja de sorpresas.
Y después de leer mis razones, ¿te consideras una mujer moderna?