La historia que te contaré no sólo es real, sino que nos sucedió a mí y a mi hermana hace algunos años. La recuerdo especialmente porque ha sido lo único “paranormal” que me ha sucedido hasta ahora, y espero que así siga siendo. Aun no entiendo muy bien qué fue lo que sucedió. Lo único que sé, ¡es que no pude pegar ni un ojo aquella noche!
Todo aconteció un viernes cualquiera. En ese tiempo aún no comenzaba a salir de fiesta, por lo que mi panorama favorito era quedarme hasta tarde viendo películas de terror. Esa noche en particular me acompañó mi hermana, y nos propusimos quedarnos toda la noche en vela (cuando somos pequeñas siempre nos emocionan ese tipo cosas, ¿no?).
Recuerdo que estábamos viendo una versión antigua de Drácula, cuyos efectos especiales me tenían más que aburrida. Cuando faltaba un poco más de 5 minutos para las 3 de la mañana, mi camarote comenzó a moverse. Mi hermana estaba abajo sentada en una silla, y la miré sonriente apuntando mi dedo hacia la puerta.
Ocurre que nuestro papá siempre nos movía la cama para asustarnos, en modo de juego. Como ahora la cama se estaba moviendo, lógicamente pensé que era él. Mi hermana me miraba con cara extraña y no entendía por qué yo le apuntaba hacia la puerta. Me preguntó: ¿qué?
Me incorporé un poco y le susurré: dile a nuestro papá que deje de moverme la cama. Ella miró hacia la puerta y se volvió hacia mí, diciendo: no hay nadie en la puerta. Entonces abrí mis ojos y me asusté, porque estaba sintiendo claramente cómo la cama se movía. Cuando el pánico se apoderó de mí, escuché un golpe en la pared que estaba detrás de mi cabeza.
Fue un golpe seco, desde afuera. Luego hubo otro golpe, en la pared de al lado. Mi hermana comenzó a seguirlos con el dedo: un golpe tras mi cabeza, tres golpes en la pared de al lado, tres golpes en la pared siguiente y un último golpe, justo detrás de nuestro clóset. El golpe final fue especialmente fuerte, pues entreabrió la puerta del armario.
Mientras alguien (o algo) golpeaba nuestras paredes, el camarote en el que yo estaba había comenzado a moverse muy fuerte. Era algo así como un temblor, sólo que ninguna lámpara se estaba moviendo. Cuando el último golpe llegó al clóset, mi hermana terminó por espantarse. Entonces el camarote comenzó a moverse más lento y yo le dije a mi hermana que se acercara al clóset y viera si había algo. Me dijo que no quería, pero yo le insistí.
Se levantó y abrió las puertas de par en par: no había nada. Suspiramos de alivio, y la lámpara que cuelga de nuestro techo comenzó a moverse de lado a lado. Pero mi camarote había dejado de moverse. ¿Qué había sucedido? ¡No teníamos ni idea! Nos quedamos despiertas hasta el amanecer y hablamos con nuestros padres apenas se levantaron. ¿Sintieron algo anoche? Nada. Vimos las noticias y tampoco mencionaron algo acerca de algún temblor. Hasta el día de hoy no sabemos muy bien qué sucedió aquella noche.
Y tú, ¿tienes alguna experiencia paranormal?