Antes de iniciar la hermosa etapa de convivir con tu pareja, debes tener claro que muchas cosas cambiarán. La etapa del pololeo llegará a su fin, para dar paso a una relación mucho más íntima y especial. No todos los cambios deben ser malos; al contrario: amanecer cada mañana entre tus brazos y darle un beso justo antes de dormir no tiene precio. Pero debes tener presente que también hay cosas en las que tendrás que transar y ser paciente. Y son las que a continuación te detallo:
1. El tema del orden: está claro que todos tenemos distintas visiones de orden. Algunos suelen ser más relajados con este ítem, mientras que otros, ultra estresados. Mientras tú prefieres hacer las camas tras volver del trabajo, él puede inclinarse por dejarlas listas en cuanto se levanta. El orden y horario para estos menesteres es un tema controversial en cualquier convivencia, por lo cual se convierte en un “must” a tratar antes del gran paso.
2. Casa o departamento: tal vez él aprecie la cercanía de todos los puntos recurrentes en su vida, como la casa de sus padres, la universidad u oficina; pero tú te proyectas a largo plazo y prefieres un espacio amplio para agrandar la familia. Como sea, éste aspecto también es relevante a la hora de dar el gran paso. ¿Dónde van a vivir? ¿Casa o depto? ¿Y cómo conciliarán las preferencias de ambos, si éstas son diversas? Es importante tener en cuenta el presupuesto de que disponen, así como que el inmueble satisfaga sus necesidades a mediano y largo plazo. ¡Especialmente si se trata de una compra!
3. ¿Hijos?: probablemente sueñas con niños iguales a él y niñas que se te parezcan, pero resulta que a él los menores de edad le provocan alergia. O a la inversa: tú prefieres priorizar tu carrera y él se muere porque le digan “papá” ahora right now. Es importante conversar sobre estas expectativas, ya que de no ser tratadas en forma oportuna, pueden desencadenar gran frustración en el futuro. Y ¡ojo!, no se trata sólo de procrear o no hacerlo, sino de cuándo. Sí, porque también puede ser todo un dilema si no coinciden en los tiempos.
4. Y si tienen niños, ¿cómo criarlos?. Es otro punto a considerar, pues tal vez él piense que lo correcto es una educación “liberal”, donde ellos puedan decidir qué probar o cómo llevar su vida, mientras tú eres más aprensiva y autoritaria. Es importante que conversen qué concesiones harán con ellos y qué cosas quedarán lisa y llanamente prohibidas. Asimismo, es menester que estén alineados en sus propias reglas, sin dar a los futuros hijos una señal de inconsecuencia.
5. ¿Matrimonio o convivencia ad eternum?. Esto también deben tenerlo muy presente, porque quizás siempre soñaste con casarte vestida como una princesa, rodeada de amigos y seres queridos que te deseen alegrías. Y sí, accediste a convivir, pero esperas que transcurrido un tiempo X él de el gran paso y ponga en tu dedo anular una enorme y bonita roca. Pero quizás para tu media naranja, la instancia crucial sea esa y no exista otra. Para evitar decepciones, mejor hablar honestamente y tener claro si pretendemos estar así para siempre o si ésta es la antesala del casorio.
Por último, lo que debes tener ¡ultra presente! es que, pese a que existan diferencias en su forma de enfocar estas distintas aristas, éste no es el fin del mundo. Las relaciones son de dar y recibir, así como también de transar cuando sea preciso. Si no se trata de una materia irrenunciable para ti, entonces ábrete al diálogo y a la posibilidad de llegar a acuerdos en pos de un feliz futuro común. Recuerda que, como todo en la vida, alguien tiene que ceder.
Y tú, ¿tienes planes de vivir en pareja? ¿Conversaste ya sobre estos temas?