Siempre se cuestiona qué pasa con el hombre que gana menos, pero si gana más que su compañera, ¿es un problema? ¿Qué hace una mujer cuyo hombre exige la igualdad económica?
El antiguo dicho “contigo pan y cebolla” cada día es una historias más obsoleta. En la actualidad, los recursos económicos son todo un tema cuando se habla de vida familiar, y aunque el hombre idílicamente tiene el rol de proveedor, no siempre es el ideal del género masculino. Muchas veces son ellos los que “presionan” frente a la necesidad de que la mujer produzca igual o mayor cantidad de dinero.
Quizás sean las festividades las que exacerban las discusiones respecto al tema. La “necesidad” de entregar un buen regalo o una cena memorable, nos lleva a contar cada peso y tomar la decisión en conjunto. El año ha pasado casi por completo y el cansancio, el estrés y el apremio, sacan las peores palabras y reproches como “tu trabajo mediocre” o “esa pega en que no te valoran”. Esto disfraza una frustración compartida que se vuelve humillación, agresión verbal y termina dañándonos como mujeres. Peor aún: hiere nuestra relación de pareja.
Es normal sentirnos menoscabadas con esas palabras. Nos esforzamos todo el año, nos desarrollamos en habilidades profesionales y pasamos largas horas lejos de la familia para ganar algo de dinero, a fin de llevar las cuentas al día. Por lo mismo, sentimos que no es justo, y es verdad: no lo merecemos.
Es importante ser sincera contigo, y si esas acusaciones también te hacen sentido, es necesario que evalúes la posibilidad de cambiar de ocupación. Mira más allá de lo que tienes enfrente, deja los miedos y busca nuevos horizontes. Si es por una mejor vida, él te apoyará y podrán aportar ambos con las metas que se han propuesto.
Si no sientes que él tiene razón, debes hablarle y hacerle ver que esto te daña. Hazle ver que das tu mejor esfuerzo, que tu trabajo te gusta, que te sientes bien ahí y que siempre has cumplido con lo que se han proyectado a hacer. Una buena idea es buscar un plan de distribución que sea equitativo y en que los dos puedan ver beneficios de sus logros. Quizás también sea necesario examinar en qué se va el dinero e ir resolviendo los problemas poco a poco.
Quizá lo más complicado de esto no sean finalmente las finanzas, sino, la sensación de humillación con la que nos quedamos después de una discusión así, ¿Cómo decirle que nos duele? ¿Cómo hacer que entienda que no es de mediocre, sino porque nos gusta? Pidiendo respeto. Quienes nos aman siempre desearán que nos superemos y crezcamos, porque saben que merecemos cosas mejores; pero de la misma forma deben darse cuenta que lo mejor para nosotras es estar donde estamos y haciendo lo que nos gusta.
Amar también es respetar. Y tú, ¿has pasado por algo así?