¿Habrá algo más exquisito que un buen beso? Uno realmente bueno, de esos que te sacan el corazón del pecho. Aquellos que te hacen perder la conciencia y conectan tu alma con la del ser amado, en un lenguaje que trasciende el tiempo y el espacio. Estoy segura de que muy pocas cosas son tan sublimes como un beso apasionado, dado con desesperación y el sentimiento a flor de piel.
Es el tipo de beso que suele darse al iniciar una relación. Existen varios factores que explican "su magia". Uno es la ansiedad acumulada en todo el tiempo que llevas conociendo a "esa persona" y decidiendo que quieres besarla. Dos, el amor que ambos se tienen, que está recién floreciendo y mantiene tus hormonas revolucionadas. Tres, la fascinación que te produce “él” y la idea de aproximarte por primera vez a sus labios.
Conforme pasa el tiempo, esos buenos besos - aquellos que detienen al mundo - se van espaciando. Los reservamos para las ocasiones “hot”, donde damos rienda suelta al amor que nos tenemos y todos esos sentimientos intensos que en el día a día expresamos de otro modo. Ya sin la ansiedad de tocar esos labios tan deseados - pues los tenemos ahí, a completo alcance - , esta expresión de afecto se transforma en un roce, un topón. Cargado de sinceridad y ternura, por cierto, pero no con el ímpetu de antaño. Esto obedece a un proceso, una evolución natural en el vínculo. Sin embargo, ¿por qué no generar la adrenalina de los tiempos dorados, incorporando a nuestra rutina al menos uno o dos besos intensos a diario?
Cuando besamos intensamente, el organismo genera oxitocina, que es la hormona de la felicidad. El corazón se acelera, el sistema inmunológico se activa y nuestra salud se beneficia de mil maneras. Además, escapamos de la rutina para reencontrarnos con la historia de amor que nos une, así como el éxtasis y fascinación del origen.
Sé que el día a día, el cansancio, los problemas financieros y un sinfín de etcéteras afectan nuestro ánimo. El tiempo escasea y no consideramos necesario expresar el amor como en los primeros días. La otra persona ya forma parte de nuestra vida, y damos por obvio que sabe cuánto significa para nosotras. Sin embargo, ¡nunca es mal recibido un delicioso recordatorio!. Al contrario: es la fórmula secreta para una relación perdurable y llena de encanto.
Las invito a besar a sus parejas intensa y desesperadamente, como si fuera el primer día, al menos una vez cada 12 horas. Verán cómo les cambia la vida. ¿Aceptan el desafío?