Cuando saqué mi primera tarjeta de crédito, justo después de abrir una cuenta corriente, me sentí adulta y como si me hubiese sacado el premiado. Me había costado tanto encontrar un trabajo estable con un sueldo decente, que no pude evitar pensar en las posibilidades que el pedacito de plástico ...
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Oí en mi oficina un comentario respecto de las tarjetas de crédito otorgadas a universitarios. Una colega se lamentaba de haber obtenido este “beneficio” a edad temprana, ya que se endeudó mucho más allá de su capacidad, siendo que por entonces no generaba ingresos. Contó que debió trabajar part time ...