¿Alguien podría decir que el viernes no es el mejor día de la semana? Lo mejor es saber que al otro día podré dormir hasta que me dé hipo. Sin despertadores, ni alarmas apestosas, simplemente despertaré cuando me dé la gana y me levantaré a la hora que yo quiera.
Como diría el gran Julito Martínez, la marraqueta sabe mejor los viernes – o en mi caso el pan pita, porque estoy a dieta- y en el trabajo estamos más animados, porque sabemos que se acerca la ansiada libertad. Los más carreteros se irán de parranda y los más tranquilitos elegirán un panorama más piola. Lo que sea que quieras hacer da igual. Total ¡es viernes! Y los viernes tú escoges.
No existe el sueño y el cansancio de la semana se disipa como por arte de magia. Nos recargamos de energía como si de eso dependiera una misión importante, respiramos profundo como para absorber toda la buena onda que emana de los poros de la gente y nos lanzamos al estrellato del ¡FIN DE SEMANA!