A todos nos ha pasado alguna vez. Estamos frente a la persona que hace nuestra vida miserable, que nos amarga la existencia y no sabemos que decir. Tenemos rabia, se te pasan por la mente cientos de imágenes de cómo sacarle la ch#]*@, ojalá de la manera más cruel posible. Pero nada, nos quedamos callados, inmóviles y no hacemos nada. Cómo en esa parte de High Fidelity en que Rob se imagina que le pega a Ian hasta dejarlo destruído.
Sin embargo, llega el día en que estás frente a ese alguien que hace que sientas que vas a explotar y salen de tu boca las palabras perfectas para insultarlo, dejarlo callado y que no te hinche más. ¡¿Hay alguna sensación de desahogo más bacán que esa?!