No creo en los fenómenos sobrenaturales, ni en las psíquicas, ni en el tarot. Pero, a raíz de que se cumplió un año del pasado terremoto, escuché una historia que me quedó dando vueltas.
Illary, una niña de 18 años, pasó el terremoto en su casa de Maipú; y a pesar de que ésta crujió como nunca y las cosas volaron de un lado a otro; ella salió ilesa. Una semana después, esta chica, con un corazón de oro, decidió volverse voluntaria de Chile ayuda a Chile. Mientras repartía volantes, fue atropellada, accidente que le costó la vida; y la convirtió en la última víctima del terremoto.
No sé si recuerdan la historia de Juan, un niño de 13 años que fue succionado por el filtro de una piscina en un resort de Punta Cana. Resulta que su familia había decidido tomarse una vacaciones fuera de Chile, pues hace poco habían sido víctimas de un trágico incendio en su hogar, del que afortunadamente lograron salir con vida.
Por último, Johanna, una italiana que se encontraba de vacaciones en Brasil, perdió el vuelo Air France que se estrelló en el Atlántico y que la llevaría de vuelta a su país, por no llegar a tiempo al aeropuerto. Luego, cuando regresó a Europa; y mientras se trasladaba de Alemania a Italia, su auto impactó contra un camión y murió en el hospital.
Este tipo de historias me hacen cuestionarme…nos perseguirá la muerte? Quizá no sea una idea tan descabellada.