Antes (hace 10 años o más) pensaba que era un rasgo muy superficial mío el juzgar a la gente por la música que escucha. Me lo cuestioné muchas veces y pensaba: no, es que soy muy pendeja, cuando crezca estas cosas no me van a importar. Mentira. Tengo 28 y todo sigue igual. Incluso peor, porque parece que con los años me he puesto aún menos tolerante en este aspecto.
Para eso pueden existir sólo dos explicaciones: o nunca maduré, o no estaba tan mal. Si al final, cada uno tiene sus propios filtros y, entre otras características, yo elijo así. Con el tiempo descubrí que no estoy tan loca y que los gustos musicales dicen mucho de la personalidad de la gente, así como sus zapatos (eso es tema de otro post).
La cosa es que la música es demasiado importante para mí y simplemente no podría andar con alguien que no comparta eso. Si me regalan un compilado, si me muestran una colección de discos o listas de descarga, puedo intuir sin problemas qué clase de persona es y saber altiro si me va a gustar o no. No digo que mis apreciaciones sean del todo correctas, todos nos podemos equivocar, pero son suficientes para mí, porque tengo absolutamente claro lo que NO quiero. Obviamente, si el tipo es un imbécil, ni aunque fuera el mismísimo Rob Gordon...
Pero quién sabe, quizás mi Bob Dylan atormentado anda por ahí en alguna parte y está esperando que yo lo descubra.