Hay personajes de serie a los que les creo. Si fueran amigos míos les preguntaría su opinión para tomar decisiones y les haría caso. Eso me pasa, por ejemplo, cada vez que veo Dr. House, porque confío en su sinceridad brutal -a veces dolorosa-, aunque no muchos son capaces de manejarla sin tomárselo por el lado equivocado.
Lo que hace House es tomar una verdad y lanzártela a la cara, sin anestesia. Claro, a uno le duele porque probablemente ataque tu lado más débil, pero las verdades son así, de otro modo, jamás mentiríamos. Por supuesto que lo de generar dolor por dolor no es tema. Pero el resto, me parece un ejercicio válido para aquellos que pueden soportarlo, o para los que no quieren abrir los ojos ante un problema que está frente a sus narices.
Sobre todo si vienen de un tipo tan indolente en su lado emocional, porque, paradójicamente, debe convivir con el dolor físico a diario y eso no le deja espacio para preocuparse si es que con un comentario va herir o no a alguien, sólo dice lo que ve, lo que piensa y listo.
No digo que uno deba andar así por la vida. Tampoco es la idea. El mundo sería más honesto, pero no más feliz. Sólo digo que una dosis esporádica, no está tan mal.