Las mujeres, sólo por el hecho de pertenecer a la raza femenina, tenemos ciertas habilidades que muchos hombres se querrían. Nuestro bien desarrollado sexto sentido para captar a los tipos guapos y a las minas zorras, es una de ellas. El saber mentir también es una de las cosas que sabemos hacer muy bien, sin embargo, hay situaciones en las que disimular, simplemente, no nos resulta.
No sé si sus pololos lo hacen, pero es típico del mío que cuando estamos conversando o pasa algo que no me agrada del todo, él nota algo raro y me pregunta: ¿estás enojada? Y aunque es obvio que la respuesta es sí, no quiero reconocerlo y le digo “Nada, no estoy enojada”.
Esa es una respuesta casi automática. ¿Las razones? No las tengo tan claras, pero creo que es para no parecer bruja. Da lo mismo la razón de mi enojo, lo importante es no ser grave, ni parecer amarga cuando en verdad se puede disimular tu molestia con un “no pasa nada”.
A mis amigas también les pasa, ¿y a ustedes?