Soy la menor de mi casa, somos tres hermanas, nos llevamos tres años de diferencia y ahora tenemos una excelente relación. Pero antes, cuando éramos pequeñas la historia era otra. Conversando con una amiga empezamos a recordar esas historias de cabras chicas que te hacen reventar de la risa, pero entre carcajadas nos dimos cuenta que nuestras experiencias eran completamente distintas. Mientras yo le contaba cómo mis hermanas me hacían constantes bromas; ella me explicaba cómo se burlaba de su hermano.
Claro, ella es la hermana mayor y podía aprovecharse de su pobre hermanito, yo en cambio, sólo podía defenderme de mis hermanas. Recuerdo que durante mucho tiempo me prohibieron leer un libro que había en la biblioteca de mi casa, decían que yo era muy pequeña para entender su contenido, yo entonces imaginé que cuando estuviera preparada iba a descubrir miles de verdades en él, pero no, cuando ya tuve “edad” para pelear por verlo me di cuenta que era tan sólo un folleto sobre turismo que mi mamá guardaba, fue tanta mi desilusión que aún me acuerdo.
En el auto nunca pude disfrutar de la ventana, efectivamente ellas siempre ocupaban esos puestos, yo, en el medio, muerta de calor y sin poder disfrutar del paisaje. Recuerdo que cuando mi hermana mayor se fue a vivir sola lo primero que pensé fue en cómo disfrutaría ahora de los paseos familiares. Me robaban siempre mis chocolates, dulces y chicles, yo demoraba horas encontrando nuevos escondites, pero ellas siempre los descubrían y al final me dejaban una nota aceptando su robo.
Ahora, las rencillas terminaron y otra vez nos queremos, pero esto de ser la hermana chica no es tan divertido. ¿Alguna historia que nos quieran compartir?