Es curioso, cada vez que siento que me “pierdo de mi misma” aparece algo que hace “recuperar–me”. Creo que a veces somos muy mal agradecidos. En general, el hombre tiende a desear más de lo que tiene y ahí es cuando se enferma. La codicia, la ambición hacen que perdamos la sensibilidad de apreciar las cosas y los detalles, lo que nos hace cada vez más fríos y descorazonados.
No es mi idea criticar las ambiciones personales de cada uno porque cada meta impuesta merece respeto, sean materiales o espirituales. Sin embargo, en mi caso creo que la determinación y el repetirse a sí mismo “nunca digas nunca” ayuda bastante porque la mayoría de las cosas son posibles. Siento que de lo malo que nos pasa puede salir algo bueno al final, pero para eso debemos ser capaces de escuchar nuestro instinto y conectarnos con nuestro ser interior. Tenemos perspectivas que no debemos perder.
Hace un tiempo leí una reseña en un diario extranjero de una joven surfista, Bethany Hamilton, quien sufrió un ataque que le quitó la posibilidad de contar con su brazo izquierdo, un tiburón se lo arrebató mientras hacía lo que más le apasionaba. Hace unos días vi de nuevo la película ("Soul Surfer") en la cual se demuestra la calma que tuvo la protagonista para enfrentar el asunto. ¡Creo que es admirable! Intentó por todos los medios posibles continuar, porque la vida es como el mar, vienen olas grandes, peligros y debes arreglártelas para no salir herido, luego simplemente debes volver a empezar, eso es lo que te da la fortaleza diaria que a la larga resulta ser muy provechosa, las cosas se vuelven más fáciles y adquieres esa sabiduría rica en experiencias que te ayudan a sobrellevar todo de una mejor manera.
Ella salió adelante y tuvo la oportunidad de ser campeona mundial de surf. Hoy practica este deporte de forma profesional y es reconocida en todo el mundo.
Al final, saco de todo esto que el resultado… ¡depende de cómo te lo tomes!
Acá va el trailer para las interesadas:
http://www.youtube.com/watch?v=DMOxXjuAwyQ