Desde hace unos seis años que comencé a comprarme prendas animal print, la mayoría usadas ya que en ese tiempo aún no estaban tan de moda.
Así comencé por poleras y pañuelos para hoy poder declarar que he tenido de todo con este estampado que tanto me gusta: Calzones, sostenes, calcetines, polerones, pantalones, calzas, chalecos, estuches, agendas, estuches y hasta zapatillas. Nunca reparé en que llegaría un momento en que mis prendes favoritas serían casi iguales. ¡Grave error! Porque qué fome combinar tus pantalones favoritos –animal print- con tu polera favorita –también animal print.
Justo fue en el período del boom de este estampado, que llenó desde patronato, multitiendas, hasta boutiques exclusivas. A decir verdad quedé chata y saturada de ver leopardos, vacas, cebras e indescifrables animales por todos lados. Opté por retirarme de las pistas por un tiempo y usar de vez en cuando y muy sobriamente alguna prendita animal print.
Lo bueno es que la moda pasó y hoy por las calles ya no desfilan cientos de tigresas del oriente que me hicieron dar cuenta que yo estuve a punto de convertirme en una, desde las orejas hasta la puntita de los pies. Y, aunque el animal print sigue siendo gusto de muchas, creo que la mayoría hemos aprendido a combinarlo y hoy lo lucimos con más gusto y estilo, como un toque más que como una obsesión.
La clave está en combinar tus prendas básicas –pantalones negros, jeans o chalecos de un solo tono- con prendas estampadas más llamativas y divertidas.
Ahora puedo decir: ¡lección aprendida!
¿Alguna vez te obsesionaste con alguna moda o estilo?