Uso anteojos desde que tengo 6 años. Recuerdo estar sentada en el colegio mirando la pizarra y que todas las letras estuvieran borrosas. Mi mamá me llevó al oftalmólogo y desde entonces que debo usar lentes.
Obviamente que al usar anteojos mi vida mejora increíblemente porque puedo ver todas las letras que están ante mí como una persona con una visión normal, pero el problema se presenta cuando se me olvidan en la casa y estoy muy apurada para devolverme. En ese momento mi día completo estará lleno de dolores de cabeza, de tener que forzar mis ojos y tener que preguntarle a mis compañeros de trabajo ¿qué dice ahí?
O también cuando estoy en el cine y la película está por comenzar. Tengo mis palomitas, mi bebida, sólo faltan mis anteojos para poder leer los subtítulos, meto la mano en mi bolso, empiezo a buscarlos y sorpresa, ese día no los traje conmigo. Por lo tanto comprenderé la película en un 50% y estaré pensando en todos los pasos de esa mañana que me hicieron olvidarlos.
Otras de las cosas que me molestan es que la gente piense que sólo los uso para verme cool o intelectual. Aunque no me importa lo que piensen, sus tallas al respecto me irritan, porque durante más de veinte años he estado escuchándolas.
En mi casa siempre se ríen de mí cuando cocino porque el vapor empaña los cristales, o cuando salgo a la calle y está lloviendo, ahí se empañan y mojan. Eso es lo peor porque andas apurada y aunque los limpies no se secarán fácilmente.
O cuando ha llegado la hora de escoger un nuevo par de anteojos me emociono mucho, pero el entusiasmo se pasa rápido y comienzo a pensar por qué no elegí ese otro par que tenía en mente. Siempre tiendo a escoger un color oscuro para que no sea difícil de combinar con mi ropa y eso es muy aburrido y es cuando pienso que me encantaría tener un millón de lentes para poder combinar con mi closet, pero es que son tan caros!
Recuerdo que una vez fui a un café con unas amigas y recién había comprado un nuevo par de anteojos que me habían costado bien caros. Al momento de pagar la cuenta mi cartera no estaba y con ella se habían ido mis nuevos anteojos. Pucha que me dio rabia y maldije mucho al mundo y pensé que sería mejor tener lentes de contacto.
Estaba a punto de cambiarme a los lentes de contacto pero el otro día antes de entrar a yoga una chica estaba en frente del espejo con un ojo muy rojo y su lente de contacto en el dedo. Me dijo que se le salió así de repente y que no andaba con la cajita para guardarlo. Y que como esa vez ya había perdido unos diez lentes así que los tenía asegurado. Hasta ahí llegaron mis ganas y me resigne a mis lentes clásicos de siempre.
¿Y a ustedes les carga usar lentes?