por Elena
Amar es relativo: sentimientos involuntarios que llegan a nuestra vida sin esperarlos y que, cuando no quieres sentirlos, se hacen aún más intensos. ¡En fin!, no puedo dejar de pensar que el amor es lo mejor de la vida.
Con esta última aseveración muchas pensarán que soy una mujer felizmente enamorada y muchas cosas más, pero no. Mi vida amorosa ha tenido altos y bajos: desde las típicas mariposas en el estómago por el compañero de educación básica, hasta dar todo de ti por alguien y finalmente entender que no se puede amar a alguien que no te corresponda.
Si, es verdad que ese triste descubrimiento en un comienzo nos desmorona, pero creo firmemente que como mujeres somos capaces de amar mas allá de lo lógico. Les cuento mi caso: a mi primer amor real de adulta lo conocí en un momento súper complejo de su vida. Nos hicimos amigos, cómplices, amantes pero por sobre todo compañeros; nos apoyamos mutuamente en diversos problemas y ahora, después de un tiempo considerable, debo reconocer que fue lo mejor que me ha pasado.
Obviamente me impactó la noticia de que mi compañero de ruta tenía nuevos planes y yo no estaba contemplada en ellos. Se me cayó el mundo, lloré como nunca imaginé llorar por nadie, pero finalmente pude comprender que el amor es eso: reconocer que tal vez no dura para siempre, pero que siempre dejará una huella en tu existencia. Por lo mismo, debes guardar cada buen recuerdo y ser feliz por haberlo experimentado; sólo de esta manera el destino te recompensará con nuevas oportunidades para volver a sentir eso que, sin duda, es lo mejor de la vida.
Foto CC vía Flickr (ninJA999)
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