"¡Te va a cambiar la vida, te sacaré todas las malas vibras! ¡Te hicieron un trabajo, por eso te va tan mal!" ¿Quién no se ha cruzado con estas veteranas que te convencen con unas palabras para cambiar tu vida entera? Recuerdo una experiencia de una amiga quien tenía su vida patas para arriba y una “dulce viejita” aterrizo en su camino como salvadora. Y claro, confió en ella con lo desesperada que estaba.
Quizás en algo te ayudan, es cierto. Te empiezas a sentir algo mejor, pero luego de eso te van motivando a que hagas otros trabajos que ya no estaban dentro de tu presupuesto: "¡Un baño especial para el amor y el trabajo! ¡Ohhhh que maravillosa idea, probemos!" Y caemos como redondas estúpidas. Mi amiga fue una de ellas e hizo todo lo que le indicó la tierna anciana. Al terminar el trabajo se preguntaba "¿Y dónde está el cambio?" Esperó semanas y nunca llegó nada. Incluso tuvo problemas con su familia, sin jamás obtener lo esperado.
Entonces comenzó a preguntarse ¿Será la linda viejita una verdadera “CHANTA”? Sí, lo era, al menos con los últimos trabajos que le realizó, donde supuestamente hablaba con unos “maestros blancos y puros” que desde el Más Allá que iban a ayudarla a mejorar su vida.
Menos mal mi pobre amiga se dio cuenta de quién era esa persona que le prometía poco menos que su “salvación”. Y no todo queda ahí: un día sábado sintió el timbre muchas veces, fue a ver y ¡era ella! ¡nooooo! Pero no fue todo tan desastroso, ya que la que quedó mal fue la señora y no mi amiga o ¿qué les parece un show gratis a domicilio con canto incluido?. ¿Tan rápido había llegado la Navidad y los villancicos? ¡Si, hasta cantaba en otro idioma!, una verdadera locura y entretenimiento para los vecinos. Ya saben amigos nunca involucrarse con este tipo de personas, y aunque te muestren la cara mas dulce (como la de la viejita con la manzana de Blanca Nieves) confiar... ¡Jamás!
Foto CC vía Miguel Ángel Pelegrí