Me defino como una persona maniática, con rasgos de personalidad únicos y simpáticos, jajaja. Me obsesiono con situaciones y sigo ciertos patrones de comportamiento que para mí son importantes, como por ejemplo, tener que ir arreglada a dar una prueba. No me pregunten por qué, pero siento que si cumplo con una determinada rutina de belleza tengo mayores probabilidades de obtener resultados positivos, ¿no les pasa?
Y bueno… el día anterior yo:
1.Tomo un baño de tina. Para mí tener una buena higiene es fundamental para la ¡atracción de buenas energías!, y también a modo de alejar las malas vibras. Rodeada de sales de baño y esencias aromáticas, me comienzo a relajar, ya que es algo que mi mente y cuerpo exigen de vez en cuando.
2. Me depilo. Esto es raro, lo sé… pero me gusta sentirme cómoda conmigo misma.
3. Preparo mi ropa. Me desagrada estar en la mañana buscando que ponerme y al mismo tiempo, tener la presión de la maldita prueba. Entonces dejo lista una tenida especial para la ocasión.
Una vez completadas todas estas etapas me duermo temprano. Me agrada sentir que tengo tiempo para descansar antes de repasar la infinita materia. En la mañana me aliso el pelo, me maquillo y tomo un buen desayuno, sólo así logro tranquilidad. La apariencia y actitud son el reflejo de nuestra personalidad – la mía es bastante insegura- pero al menos de esta forma me siento confiada para rendir los exámenes.
Estoy consciente que es una manía particular y que seguramente no tiene nada que ver la apariencia física con la calificación de una prueba, pero el poder de la mente es más fuerte que lo racional, ¿o no?
Imagen CC Luis Hernández