“Usted tiene todo el derecho de mandarlos a todos al carajo” me dijeron un día - luego de eso, hasta hoy pienso: “Vaya. Cuánta razón”.
Cuando de explicaciones se trata, son pocos los que deberían recibirlas. Lo que hacemos, cómo nos comportamos o con quién nos relacionamos, son cosas que absolutamente conciernen a nosotros mismos (y nadie más). No hay algo que me cargue más que la gente que piensa que su opinión (cuestionable) está por encima de las preferencias de los protagonistas.
No se trata de ser poco tolerante a las críticas, si no de mantener nuestra forma de ser y pensar. Además, algunos no tienen ningún tipo de influencia en nuestras vidas, pero se sienten con derecho de pedir explicaciones. ¡Apestoso!
Les dejo una lista/ejemplo, de aquellas cosas que en lo personal, odio tener que explicarle a la gente:
1.Situación económica: me carga que me pregunten cuánto gano, en qué me gasto la plata, cuánto gasté en los pasajes fuera del país, por qué puedo pagar tal cosa o por qué no, etc.
2.Situación de vida y tiempos: qué le importa al resto si vivo con mi pololo extranjero o si no vivimos juntos después de mucho tiempo. Qué les importa si me hablo o no con un pariente o si vivo con mi mamá hace años y no me quiero independizar. Si llego tarde, si llego antes… ¿por algo será, no? En fin. A veces personas que no tienen nada que ver contigo se meten en cuestiones tan ajenas a ellos que me incomoda mucho tener que responder…
3.Disculpas poco sinceras: si uno dice las cosas como son y lo hace con respeto, disculparse estaría de más. La educación también se trata de ser claro con las cosas que se exponen. Creo que quien rápido ofrece disculpas, más agrava la falta.
4.Ser afirmativo siempre ante lo que el resto comenta: si hay algo que es imposible e irrefutable en esta vida, es que no tenemos por qué estar siempre de acuerdo con el resto. Nacimos todos en diferentes circunstancias, tenemos distintas crianzas, provenimos de culturas y creencias diferentes. No podemos decir que sí a todo. ¡Imposible! Por eso, desde el discernimiento propio, odio esa creencia absurda de tener que estar siempre de acuerdo con el mundo.
5.¿Y si quiero estar sola? Si vivo sola y no quiero compañía, si no quiero pololear, si quiero estar una semana sola encerrada en casa, o si quiero ir a comprar o al parque sola. ¿Qué tiene de malo? ¿Tengo problemas mentales por eso? ¿O es que disfrutar de la soledad un rato está prohibido? Me importa poco la repercusión de eso.
6.Mis prioridades: en lo personal, nunca me han atraído mucho las personas que no saben dónde están paradas, que no saben lo que quieren o que dejan las cosas a la mitad. Sin embargo, no las interrogo ni juzgo cuando conozco su situación. Si se da una conversación, puede que le exponga mi punto de vista, o de repente, si me lo piden, podría dar un consejo o algo dentro de lo que pueda aportar. Si no, no. “No des consejos a quien no te los ha pedido”. Si está en una situación media, por algo será, puede que le guste vivir así.
7.Apariencia física: una vez conocí a un idiota (sorry, no te defines de otra forma) que tenía la mente tan pequeña (bueno, venía de una crianza equívoca) que creía en los cuentos del Photoshop y en los íconos de las revistas (que no existen en realidad). Esta persona “discriminaba” a quienes por alguna u otra razón tienen exceso de peso. Para aquel singular personaje, ser “gord@” era como desafiar a la vida, por ende, no merecían (aquellos gorditos) poder ser queridos como corresponde. Creo que dar una explicación sobre cuánto marca la pesa de tu baño, es algo para uno. Cada quien tiene conciencia de su situación física, la cual no tiene por qué ser cuestionable ni estigmatizada.
8.Vida sexual: En serio, ¿si te pasas de motel en motel y te cuidas, tienes una vida de mierda y escondes algún trauma o problema psicológico? Si quieres vivir en celibato como si te metes con varios hombres en tu vida, es sólo tu problema. ¿Quién pide explicaciones de esto? Está bien tener conversar con una pareja y ser responsables, por ejemplo, al practicar el sexo con condón o no hacerlo. Es cosa de cada uno. Cada quien sabe dónde le aprieta el zapato y debe ser consciente respecto a sus acciones. De nada sirve llorar sobre la leche derramada y mucho menos pedir explicaciones sobre ello.
9.Estudié teatro, periodismo, ingeniería, medicina. Si elegí cualquiera de esas carreras/u otra, ¿qué te importa? ¿por qué crees que juzgar mi manera de ver el mundo y mis inclinaciones está bien? (…) Si en mi desarrollo profesional del futuro gano menos que tú, ¿te importa? ¿te sientes mejor o más grande? ¿en serio?
10.Si soy budista, atea, católica, judía, si me creo la Madre Teresa, si me gusta Hitler o si apoyo o no a Pinochet, si me gusta Allende ¿por qué tenemos que discriminarnos? ¿por qué sólo no podemos hablar del tema un rato sin pelear? (bueno, dicen que nunca es bueno hablar en la mesa de política o religión, se pueden producir ciertos llantos… 100% comprobado).
11.¿Y si no quiero salir contigo? Hombres, por favor, las interrogaciones no son bien recibidas, menos cuando no puedes ir a una “cita” y no dices por qué… Mejor alégrense cuando les decimos bueno o los buscamos nosotras, en vez de cuestionarnos o decirnos que “le damos mucho color”.
Esta es mi pequeña lista de 11 temas (11, ¿por qué no 12? -porque sí-) de un montón de cosas más que odio explicar. Creo que he clasificado las que más me incomodan y atentan a mi privacidad. Es como cuando una frase invasiva toca el aire y me doy vuelta instantáneamente o contesto con algún sarcasmo (¡bendita ironía!)…
Y tú, ¿qué opinas?
Imagen CC jpcolasso