Cuando era chica, el concepto “ir de compras” se reducía al salir con tus amigas o mamá a algún centro comercial que tuviese tiendas en oferta o comprar porque necesitabas algo. Pero siempre, fuese cual fuese la necesidad, tenías que salir y dejar las patitas en la calle para poder volver a la casa con un par de bolsas colgadas de tus brazos con preciados tesoros en su interior.
Hoy en día, gracias- para bien o malditamente- a la tecnología, el hecho de “salir” a vitrinear y/o comprar, ha evolucionado y este acto de consumismo se ha convertido en estar frente a una pantalla de celular, tablet, computador o laptop, escribiendo “criterios de búsqueda” en una barrita con lupa.
Gracias a la gran variedad que tiene Internet, puedes comprar desde la comodidad de tu computador desde un pinche para el pelo hasta lo que a tu imaginación se le ocurra. El comercio online no tiene límites. Y eso es lo que me pasa a mí, no tengo límites… no puedo parar y es por esto que sé que soy compradora compulsiva. ¡No me resisto ante ninguna oferta que llegue a mi mail!.
Desde que a mi banco se le ocurrió ofrecerme la tarjeta de crédito –y a mí aceptarla- mi vida se ha transformado en un “click” constante. A mi celular le descargué aplicaciones como Mini in the Box, Ebay, Aliexpress (de Alibaba Express), Light in the box e incluso Wish.
Así, en un abrir y cerrar de mini páginas dentro de mi celular, puedo encontrar un sinfín de productos al alcance de un “tap” mientras voy en la micro, el metro, desde mi universidad, en clases, cuando estoy aburrida, al llegar a mi casa, en mi cama y antes de dormir. Lo único que necesito es un celular con conexión a Internet, saber un poquito de inglés y tener mi tarjeta de crédito a mano.
Si bien mis amadas adquisiciones no las tengo al instante como cuando voy al mall y en algunas ocasiones se demoran un poquito en llegar a mis manos, el hecho de comprar online se ha transformado en una tendencia muy de moda entre mis pares y excesivamente barata. Puedes comprar cualquier prenda que se te ocurra a un tercio del valor comercial en tiendas.
Gracias a la tecnología ahora puedo comprar, comprar y comprar lo que quiera, cuando lo quiera y dónde lo quiera.
Y ustedes, ¿nos conectamos para comprar online?
Imagen CC: Roderick Eime