Seguro que a diario compartes muchos besos con tu pareja. Y no todos son iguales: los hay de distinta intensidad, dependiendo del lugar o la situación. Pues bien, en Fucsia te contamos qué tipos de ósculos son los más comunes y en qué circunstancias es que se los prodigamos al ser amado.
1. Beso seco o “piquito”: Es el más común y lo usamos a diario. Cuando nos saludamos, nos despedimos o queremos regalonearlo “como al pasar”. Es igual al beso normal, sólo que se da en los labios.
2. Beso francés o lingual: Se da en los contextos erótico-romántico, previo a la intimidad sexual. Es sumamente apasionado y tiene como ingrediente extra caricias linguales al ser amado. Hot nivel omega.
3. Beso succionador: También tiene lugar en una situación erótica y consiste en absorber y succionar uno de los labios de la pareja (inferior o superior) con la propia boca. De más está decir que se da en forma espontánea en circunstancias “ardientes”.
4. Beso travieso o “topón”: Suele presentarse cuando una pareja se gusta, pero aún no lo confiesa. Es propio de relaciones incipientes. Se gira la cabeza en el momento exacto en que la otra persona nos dará un beso en la mejilla, para que así éste aterrice en los labios. Inmediatamente después, se debe dar una buena excusa, a no ser que la presa “pique” y siga el juego.
Sobra decir que si eres receptora de un beso topón, debes estar de acuerdo con él y quien te lo da, debe gustarte. De lo contrario, estás en todo tu derecho de manifestar tu molestia de la forma en que estimes pertinente.
5. Beso cinematográfico: Es habitual que se dé en relaciones incipientes, de poca data y en plena “luna de miel”, aunque éste no es requisito excluyente. No, porque puede tener lugar en cualquier momento de la relación y su componente esencial es un lúdico romanticismo. Se pretende imitar los más apasionados y dramáticos ósculos hollywoodenses, en que el hombre toma a la chica fuertemente entre sus brazos, inclinándola hacia atrás al tiempo en que la besa con pasión y sentimiento.
6. Beso sentimental: Es el que inicia una relación. ¡Y suele ser el más espectacular! Comienza tímidamente, para luego crecer en intensidad. Puede durar largos minutos e incluso horas, y con él se logra traspasar el fuerte sentimiento que une a quienes lo protagonizan. Mezcla besos cortos y encadenados, con otros apasionados y desesperados.
Y tú, ¿de qué tipo de ósculos has disfrutado?