Siempre existe un momento en que la pareja está feliz y tranquila. Pasada la primera etapa de pasión y enamoramiento, quedan años y años de conocimiento. Vienen sorpresas que no muchos logran soportar, y también - por qué no decirlo - la manoseada estabilidad.
Pese a lo anterior, hay muchas personas que se sienten incómodas con esta plenitud amorosa y comienzan a explorar en pequeños defectos con objeto de alcanzar la perfección. Características que de repente son algo rebuscadas y que terminan por convertirse en todo un problema.
Es como si no fuésemos capaces de aceptar que, por una vez en nuestras vidas, está todo bien. Necesitamos encontrar esa "hilacha" que nos azota contra la realidad. Lo que es peor aún, algunos "se aburren" de tanta calma y comienzan a perder el entusiasmo en su relación, emigrando a otras aguas.
¿Será que nos gustan las relaciones tormentosas? No entiendo esa obsesión del ser humano por encontrar lo malo donde no lo hay, y arruinar los buenos momentos. Es como que estuviésemos hecho para vivir en masoquismo y aceptar el dolor como nuestro compañero.
¿Qué piensas tú? ¿Nos gustan los problemas?