Muchas veces solemos confundir honestidad con "decir lo que se nos da la gana". Esa obsesión por soltar lo primero que se nos viene a la cabeza, sin asumir las consecuencias, puede convertirse en una acción muy venenosa para tu pareja.
Después de algunos años de reflexión, me percaté de la importancia que tiene el silencio en muchas oportunidades. Si bien es relevante ser sincero y conversar sobre la relación, es mejor llevar a cabo estos encuentros de comunicación con la cabeza fría y serena, en vez de enojadas o emocionales. Imagínate recibir críticas constantemente y sin filtro: por muy fuerte que pueda ser la persona, finalmente se terminará agotando de tantos dardos de "sinceridad".
Si eres de esas mujeres que siente que va a explotar cuando las emociones la invaden, te recomiendo encerrarte en una habitación hasta que se te pase o dormir y meditar la situación al siguiente día. Cada juicio que emitas sobre tu relación, puede provocar un cambio importante y, si no has reflexionado sobre tus palabras, puedes manifestar mensajes alterados por la emoción.
Conócete para que seas capaz de darte cuenta cuándo estás exagerando y cuándo tienes la razón. La relaciones no son eternas, pero puedes extenderla durante toda la vida si reconoces tus errores antes de hacer una observación sobre los del otro. Ten paciencia contigo misma, aprende de tus errores, ama con el corazón limpio y sin remordimientos ni críticas que no sean constructivas.